PREFACIO
El concepto moderno de sistemas, que floreció durante
la 2da.Guerra Mundial (si bien se apoyó en principios que
venían elaborándose desde mucho tiempo atrás)
ya ha producido sus primeros frutos y ahora amenaza con integrarse
de forma superficial al corpus de la sociología. Por ejemplo
: palabras tales como “insumo” (input) o producto
(output), retroaleimentación (feedback), “límite”
y “sistema”, etc.
Este libro nace de la convicción
de que los modelos de equilibrio mecánico y los modelos
organísmicos son inadecuados y de que la moderna investigación
de los sistemas puede proporcionar un marco conceptual más
conducente.
Desde el punto de vista analítico, el trabajo científico
se lleva a cabo en tres niveles diferenciales, no en dos :
• investigación empírica
• teoría lógico-deductiva
• marco referencial (modelos o filosofías que informan
n/enfoque). •
1. Introducción
La teoría ahora predominante se ha construído según
los modelos de sistemas mecánicos y orgánicos (mas
exactamente organísmicos), elaborados en siglos anteriores
y que resultan inadecuados para abordar el tipo de sistema representado
por el dominio sociocultural (nivel
humano de organización, distinto al nivel “social”
de ciertas especies de animales o insectos).
En este volumen nos proponemos estudiar los principios y los
métodos de la moderna teoría de sistemas en cuanto
ésta pudiera servir de base a un modelo o marco teórico
mas apropiado para el análisis sociocultural.
El nuevo concepto de los sistemas se basa en la idea de que la
clave de las diferencias sustantivas entre los sistemas reside
en el modo en que éstos se encuentran organizados,
en los mecanismos y las dinámicas particulares
de las interrelaciones de las partes y con el medio.
2. Modelos de sistema social
Las concepciones subyacentes no parecen haber superado el modelo
de equilibrio mecánico construido
siglos atrás. Otro tanto ocurre con los modelos orgánicos:
se ha avanzado apenas a partir de callejón sin salida en
que nos dejara la era del darwinismo social, tan aficionada a
las analogías orgánicas y organísmicas.
El modelo mecánico:
Pitirim A. Sorokin reseñó de manera admirable
la evolución de la “escuela mecanicista” de
sociología.
Mediante los rápidos progresos que experimentaron la física,
la matemática y la mecánica en el siglo XVII, los
estudiosos sociales se aplicaron a una interpretación del
hombre, de la mente y de la sociedad humanos, según los
conceptos, los supuestos y métodos de aquellas disciplinas.
Surge entonces la FISICA SOCIAL (moderna sociología de
entonces) del siglo XVII, doctrina según la cual el hombre
es un objeto físico, una especie de compleja maquinaria
cuyas acciones y cuyos procesos químicos podían
ser analizados de conformidad con los principios de la mecánica.
La mecánica social concibió a la sociedad
como un sistema astronómico en el cual los seres humanos
eran elementos unidos por la atracción mutua o separados
por la repulsión; los grupos o estados eran sistemas de
oposiciones en equilibrio. Basábase todo en la interacción
de causas naturales, las cuales debían ser estudiadas en
cuanto sistemas de relaciones mensurables. Los conceptos físicos
de espacio, tiempo, atracción, inercia, poder fueron aplicados
al estudio del hombre y de la sociedad.
Según Sorokin, la mayoría de la física social
(S XVIII y primera mitad XIX) no hizo sino repetir los conceptos
del S XVII.
Uno de ellos fue Wilfredo Pareto (ingeniero) que sin embargo
utilizó solamente los principios más generales de
la mecánica cuando estos parecían poder aplicarse
a la mecánica. Así encontramos en Pareto la noción
de sistema con la acepción de “conjunto
de elementos en interrelación”. Dichos elementos
pueden encontrarse en estado de “equilibrio”, de suerte
que si surgieran cambios moderados tendientes a romper dicho equilibrio,
surgirían cambios de signo opuestos encaminados a restablecerlo.
Muchos sociólogos contemporáneos adoptaron esta
concepción sin revisarla, casi; en particular, Talcot Parsons,
Bujarín, K Lewin, Sorokin, etc.
Ciertos científicos sociales se refirieron a la sociedad
y el grupo como “sistemas sociales” pero no con criterios
netamente mecanicistas. MacIver, por ejemplo, con su concepto
de “precipitante” : …con esa palabra
queremos señalar a cualquier factor o condición
específicos capaces de cambiar el curso preestablecido
de los acontecimientos, de romper un equilibrio preexistente,
o de liberar fuerzas o tendencias hasta el momento reprimidas
o latentes…Los sistemas sociales se apoyan, en todo tiempo
y lugar, sobre códigos, instituciones, tradiciones e intereses.
El cambio no es sino la alteración de un equilibrio persistente.
Los datos de la historia nos permiten concebir una tendencia constante
al equilibrio, hostigada siempre por fuerzas que amenzan desajustarlo,
perturbarlo”.
Parsons dice que para estudiar el cambio social es necesario algún
punto de referencia a partir del cual podamos dar por producido
el cambio. Cuando Parsons admite la existencia de fuerzas de cambio
“endógenas” en el sistema, nos apartamos de
cuanto pudiera serle familiar al estudioso de la mecánica
clásica.
Como señalaron otros autores, decir
que las fuerzas internas tienden al equilibrio, sin perjuicio
de conducir al cambio, en una contradicción en los términos.
El modelo orgánico:
Así como el auge del modelo mecánico correspondió
a una época de adelantos en la ciencia física, el
modelo orgánico de la sociedad se inspiró en los
progresos de la biología, a los cuales hubo de contribuir
el propio Herbert Spencer.
Es necesario distinguir entre la analogía
organística y el modelo orgánico.
Este último es mas general que aquella. Los sistemas biológicos
se dan por supuesto en más de un nivel : la organización
y la dinámica de un organismo aislado, individual, son
distintas de las que pueden observarse cuando la unión
de muchos organismos conforma especies o sistemas ecológicos
(poblaciones).
No existen analogías entre el cuerpo político y
un cuerpo viviente, salvo aquellas que se derivan de ser cada
uno de ellos un todo compuesto por la mutua dependencia de las
partes. El organismo social, discreto, en vez de concreto, asimétrico
en vez de simétrico y cuyas partes integrantes son capaces
de recibir y elaborar sus propias sensaciones en lugar de depender
de un centro sensitivo común, no
es comparable con ningún tipo particular de organismo
animal o vegetal.
Fue desafortunado que tanto Spencer como
otros asemejasen la sociedad a los organismos individuales antes
que a la especie, pues muchas de las contradicciones de esa posición
provienen de distinguir insuficientemente entre diferentes niveles
biológicos de organización. (Es probable
que ello se deba en parte a la renuencia, que aún persiste,
a aceptar los agregados ecológicos como “entidades”
o “sistemas” en el mismo sentido en que se habla de
organismos)
Esta decisión resulta un tanto sorprendente desde que
el propio Darwin se refiere a las especies y a la filogenia (“origen
y desarrollo evolutivo de las especies”) y no a los individuos
y a la fisiología (“ciencia que estudia las funciones
de los seres orgánicos”)
Aunque escojamos la analogía orgánica, tendría
mas sentido afirmar, por ejemplo, que las sociedades son como
las especies, ya que tanto la conservación como el cambio
de estructura son rasgos característicos de ambas, en ciertas
condiciones; que ni las especies ni las sociedades “mueren”
como los organismos; y que como señaló Lester Ward,
en la evolución, la lucha no se libra por la “supervivencia”
(de los organismos individuales) per se, sino que -esto
es mucho mas importante- se trata de una
lucha por la estructura.
Según Colin Pittendrigh, los biólogos profesionales
han fijado la atención en aspectos secundarios del proceso
histórico por el cual se acumula la información
genética. Se han ocupado de los individuos cuando debieron
ocuparse de las poblaciones; les preocupó la evitación
de la muerte en vez de importarles la reproducción
(perpetuación del genotipo)
Si la sociedad es como un organismo, las partes cooperan. Si
la sociedad es como un conglomerado ecológico, el modelo
darwiniano (o hobbesiano) de lucha competitiva es mas aplicable.
Spencer adoptó la primera alternativa.
Todas las clases de criaturas se parecen en tanto cada una de
ellas muestra cooperación entre sus componentes en beneficio
del conjunto. Por añadidura, entre
los organismos individuales el grado de cooperación mide
el grado de evolución; y esta verdad es válida también
entre los organismos sociales.
La controversia actual en la teoría sociológica
acerca, de la oposición entre el modelo conflictual y el
consensual, se refleja en los aspectos duales del modelo biológico,
tan confusamente entremezclados por los teóricos sociales.
Lester Ward (biólogo-sociólogo) -y con él
la moderna teoría de sistemas- disipa la confusión
y demuele prácticamente al darwinismo social. Spencer había
afirmado que existe una “identidad de principios de organización
fundamentales entre los sistemas socioculturales por una parte,
y los organismos y los sistemas filogenéticos por la otra.
Sin embargo, la importancia atribuida por Ward al proceso de adquisición
de conocimiento, sus conceptos de la lucha por la estructura
y sus principios de “diferencia de potencial”
y de “sinergia” / el trabajo conjunto, sistemático
y orgánico de las fuerzas antitéticas de la naturaleza”
para producir la organización) se encuentra en la corriente
principal de la teoría moderna de los sistemas.
El funcionalismo actual en sociología representa la versión
actual del modelo biológico. Pero mientras
los darwinistas sociales se inclinaron por el sistema
filogenético para subrayar el tema de la lucha competitiva,
los funcionalistas utilizan el ejemplo organísmico
como ejemplo supremo de la estrecha cooperación entre las
partes que conservan una estructura fija dentro de ciertos
límites tolerados.
Parsons ofrece a la homeostasis como ejemplo de equilibrio orgánico,
relativamente estable, mediante procesos continuos que “neutralizan”
las fuentes exógenas y endógenas de variabilidad.
Cannon acuñó el término “homeostasis”
aplicándolo a los sistemas biológicos con el fin
de evitar las connotaciones estáticas de la palabra equilibrio,
y destacar, al mismo tiempo, las cualidades dinámicas,
procesales y de mantenimiento del potencial de los sistemas fisiológicos,
básicamente inestables.
Pero al tratar el sistema sociocultural,
saltamos a un nuevo nivel sistémico, necesitamos un concepto
que refleje no sólo el grado de mantenimiento de la estructura
sino también de la elaboración estructural y
el rasgo cambiante de un sistema intrínsicamente
inestable. Es decir, un concepto de morfogénesis.
La idea de “estado constante” utilizada ahora con
frecuencia, se aproxima a esa concepción, o la permite,
si se entiende que el “estado” que tiende a permanecer
constante no debe ser identificado con la estructura particular
del sistema. Es decir, para mantener un estado constante
es posible que el sistema deba modificar la estructura particular
del sistema.
C.A. Mace reconoce esta distinción y propone
dos ampliaciones del concepto de homeostasis:
Una primera: incluiría el
caso en el cual lo que se mantiene o restaura no es tanto un estado
interno del organismo sino alguna relación
del organismo con su medio. Fenómeno de adaptación
y de ajuste.
Segunda ampliación: incluiría
el caso en que el objetivo o la norma es cierto estado o relación,
nunca experimentados anteriormente por el organismo.
Los funcionalistas recurren a la analogía organísmica,
y ello los conduce a hacer hincapié en los aspectos mas
estables del sistema social, sobredeterminarlos, y más
fundamentados normativamente, a expensas de otros aspectos de
pareja importancia, prescindiendo de los cuales se vuelve imposible
el análisis dinámico. Esto responde, en apariencia,
a la búsqueda del equivalente social de la estructura relativamente
fija que el organismo posee, en relación con la cual los
funcionalistas biológicos pueden estimar la normalidad
y la anormalidad, la salud y la enfermedad y buscar los mecanismos
de mantenimiento automáticos y homeostáticos. Así
para el parsoniano, el sistema social es casi sinónimo
de la parte dominante e institucionalizada de la estructura social.
Se apela a una estructura estable como punto de referencia del
cambio, pero, a su vez, ella se convierte en la estructura del
sistema y se la define en cuanto “pautas institucionales
de cultura normativa
El modelo procesal:
Predominante en la sociología norteamericana de principios
del XX, destacan W Small, GH Mead, R.E Park y E.W.Burguéss,
apoyándose en sociólogos alemanes tales como Simmel
y Von Wiese.
En esencia, la forma típica del modelo procesal concibe
a la sociedad como una interacción compleja, multifacética
y fluída, de muy variables grados e intensidades de asociación
y disociación. La estructura es una
construcción abstracta; no es diferenciable del
proceso interactivo en desarrollo, sino que constituye, más
bien, una representación temporaria y acomodaticia de éste
en un momento dado. Estas consideraciones llevan a una idea fundamental
: los sistemas socioculturales son intrínsicamente elaboradores
de su estructura y cambiantes; para algunos los vocablos “proceso”
y “cambio” son sinónimos. El análisis
procesal concentra la atención en los actos y en las interacciones
de los elementos integrantes de un sistema en desarrollo, de modo
que diversos grados de estructuración de estos surgen,
persisten, se disuelven o cambian.
En esta perspectiva los primeros nombres que aparecen son los
de Marx y Engels, cuya concepción de la historia se remite
a un proceso dialéctico, en virtud del cual aparecen nuevas
estructuras a partir de condiciones inmanentes en las anteriores.
Albio W. Small -importante precursor de la sociología
norteamericana- estaba profundamente influenciado por el concepto
procesal de Marx. La importancia que atribuía al proceso
social hizo que el papel de los intereses, sus conflictos
y sus adaptaciones, fuesen las claves de una sociología
verdaderamente dinámica.
A principios de siglo, Small sostenía que “las líneas
principales del progreso metodológico en sociología
están determinadas por el gradual desplazamiento del trabajo
cognoscitivo que abandona la representación analógica
para entregarse al análisis real de los procesos sociales”
Y también que “La experiencia humana crea un proceso
de asociación…la asociación deviene en procesos
acelerados de diferenciación o de permuta de intereses
dentro del individuo, y de contacto entre los individuos y grupos
en que aquellos se combinan. Como elemento incidental de esta
persecución de propósitos y del proceso de adaptación
interpersonal resultante de aquella, los individuos entran en
relaciones estructurales mutuas mas o menos persistentes, denominadas
generalmente instituciones y en ciertas orientaciones mas o menos
permanentes de esfuerzo, a las que podríamos llamar funciones
sociales. Ambas son producto del proceso de asociación,
pero no bien pasan del estado de fluidez a una condición
relativamente estable, se convierten a su vez en causas de etapas
posteriores del proceso de asociación”
En su obra Social Process, Cooley concentró su atención
en el “proceso provisorio” que implicaba como agentes
dinámicos a la energía y el crecimiento, y en el
cual el desarrollo selectivo se movilizaba por la interacción
de tendencias activas y de las condiciones circundantes.
Sostuvo Cooley que para el proceso social la expresión
crece lo que funciona, es más apropiada que la de
selección natural o supervivencia del mas apto,
pues “no nos induce tan fácilmente a apoyarnos en
concepciones mecánicas o biológicas”
R.E.Park mantuvo en primer plano la idea de procesos al analizar
las formas de interacción o los fundamentos de la ecología
social. En lugar del concepto de “el proceso social”
Park desarrolló mas inductivamente su clasificación
(o continuo) de los numerosos procesos sociales que se manifiestan
en la sociedad. “El mundo de la vida esta colmado de lucha,
y de las consiguientes acomodaciones y equilibrios temporarios.
El equilibrio social expresa en sí mismo las acomodaciones
temporarias.
En el campo de la antropología Raymond Firth sostiene
que el “estructuralismo” comienza a disiparse. Y en
esta situación “ha venido a reconocerse mas claramente
el valor básico del concepto de estructura social como
instrumento heurístico más que como entidad social
fundamental”.
Poco después Nadel explora la hipótesis de que
el análisis estructural no debe ser estático y la
estructura social debe ser abordada como una “suma de procesos
en el tiempo”.
Evon Z. Vogt , también desde el campo de la antropología,
sostiene que ambos conceptos, el de estructura y el de proceso
deben integrarse en un modelo teórico general. A semejanza
de Nadel , piensa que se concibe falsamente a la estructura como
estática y al cambio como algo patológico. Sería
mejor establecer la primacía del cambio, concibiendo a
la estructura como el modo en el que la móvil realidad
se traduce, para el observador, en observación artificial
de un instante.
La sociología y la teoría
moderna de los sistemas
Walter Buckley (parte 2)
La perspectiva de los sistemas generales:
La teoría moderna de los sistemas, es la culminación
de un amplio desplazamiento de la perspectiva científica
que, producto de una dialéctica constante entre las concepciones
de la ciencia física y de la ciencia biológica,
nos ha apartado de la preocupación por la sustancia inherente,
las cualidades y las propiedades, para concentrar nuestra atención
en los principios de organización “per se”,
al margen de la sustancia de lo que se organiza.
Al delinear el desarrollo histórico de la teoría
de la materia, Stphen Toulmin y June Goodfield relatan la larga
historia de la larga lucha por salvar la distancia teórica
entre la materia orgánica y la materia
inorgánica.
Un fisiólogo del SXVIII La Mettrie dio un importante paso
adelante con su libro El hombre máquina, escrito
en 1747. Esboza los audaces lineamientos de una nueva sistema
fisiológico: un sistema en cual el concepto fundamental
es el de “organización”.
El dilema al que se enfrentaba era el de saber si la materia
prima de la naturaleza debía ser intrínsicamente
animada o inanimada. Las consecuencias era claras: ninguna estructura
construida exclusivamente de materia podía ser sino bruta,
mecánica, insensible -la condición de los
animales en opinión de Descartes-. Si tal era el caso,
la idea misma de una máquina consciente debía ser
una contradicción “in términi”.
La Mettrie da una respuesta rechazando el supuesto fundamental:
en sí misma la materia no es orgánica
ni inorgánica, no esta viva ni muerta, no es sensible ni
insensible. La diferencia entre estos estados o cualidades de
las cosas materiales se origina, no en la naturaleza intrínsica
de su materia prima, sino en la diferencia de organización
de dichos materiales.
Sin embargo, La Mettrie pudo ofrecer pocas pruebas.
La lucha continuó entre las concepciones mecanicista y
vitalista, con periódicos esfuerzos destinados a fusionarlas.
Claude Bernard en el siglo XIX explicó los mecanismos reguladores
de la máquina animal “sobre la base de principios
que no fueron debidamente explotados hasta llegar a las máquinas
del siglo XX- los principios de base que sirven para los termostatos,
los controles electrónicos y los servomecánicos.
En las última décadas del siglo, hombres como Whitehead
apreciaron que no era posible estudiar los problemas cada vez
mas considerables dentro de la “complejidad
organizada” dentro del enfoque de la física
clásica.
La respuesta se halla mas bien en el “totalismo orgánico”
de la biología que atribuye debida importancia a; I) a
la explicación “teleológica” y 2) a
la utilización exhaustiva de la clasificación y
la categorización. (La taxonomía).
El concepto clave de “complejidad
organizada”-definido como una reunión de entidades
interconectadas por una red compleja de relaciones- debe distinguirse
del concepto de “simplicidad organizada”
-un complejo de componente relativamente invariables vinculados
por una secuencia rigurosa o una aditividad lineal, sin circuitos
cerrados en la cadena causal y debe distinguirse también
del concepto de “complejidad caótica”,
un vasto número de componentes que no necesitan identificarse
específicamente y cuyas interacciones pueden describirse
en términos de cantidades o gradientes distribuidos en
forma continua, como en la mecánica estadística.
Rapaport y Horvaht sugieren luego que se necesitaban dos clases
de instrumentos conceptuales para extender los “métodos
teóricos sistemáticos y rigurosos” a la complejidad
organizada de lo totalista. Ambos derivan de los métodos
teleológicos y de la taxonomía.
A) la antigua teleología adquiere actualidad gracias a
las leyes físicas y principios causales que gobiernan la
construcción de redes de relaciones causales, incluida
la retroalimentación de circuito cerrado (feedback loops)
que permitieron obtener una definición operacional aceptable
de la conducta de persecución de metas sin incurrir en
verdadera teleología.
B) la distinción entre las máquinas con o sin retroalimentación
de circuito cerrado que concurren a la persecución de objetivos,
constituye una distinción topológica, definible
según la teoría de los grafes, una rama de la topología
(rama de la matemáticas que trata específicamente
de la continuidad y de otros conceptos mas generales originados
en ella). Así estudia las propiedades de las figuras con
independencia de su tamaño o forma (las diferentes formas
de una figura dibujada en una superficie elástica estirada
o comprimida son equivalentes en topología).
Estos dos instrumentos conceptuales interrelacionados -la
cibernética y la topología- aparecen por
lo tanto como dos disciplinas que junto a una tercera piedra fundamental
-la teoría de las decisiones-
será la base de la ciencia que se ocupa de la “complejidad
organizada”.
Por lo tanto, el enfoque moderno de los sistemas procura reemplazar
la anterior técnica analítica, atómica, propia
de Laplace, con una orientación mas totalista enfocada
hacia el problema de la “organización compleja”.
El moderno enfoque de los sistemas
presenta para la sociología una particular atractivo porque
promete desarrollar:
a) un vocabulario común , unificador de las diversas disciplinas
de la conducta.
b) Una técnica del tratamiento de la organización
amplia y compleja.
c) Un enfoque sintético que no tolera el análisis
fragmentario, en razón de la imposibilidad de tratar, fuera
del concepto total, las complicadas interrelaciones de las partes.
d) Un punto se vista que refleja la esencia de la sociología,
porque concibe al sistema sociocultural con referencia a REDES
de información y comunicación.
e) Al estudio de las relaciones ANTES que de las “entidades”,
atribuyendo especial importancia al proceso y a las probabilidades
de transición en cuanto bases de una estructura flexible,
con muchos grados de libertad.
f) Un estudio definible operacionalmente objetivo y no antropomórfico
de la intencionalidad, la conducta sistémica persecutoria
de metas, los procesos cognoscitivos simbólicos, la conciencia
y el autopercatamiento (self-awareness) y la emergencia y la dinámica
socioculturales, en general.
3. SISTEMAS
En este capítulo atribuiremos especial importancia a las
diferencias entre los tipos fundamentales de sistemas, especificados
con referencia a:
a) sus disposiciones estructurales y su dinámica
b) los problemas metodológicos de análisis que cada
uno suscita.
Podemos afirmar que el modelo de sistema que nos interesa
“es un complejo de elementos o componentes, directa o indirectamente
relacionados a una red causal, de modo que cada componente esta
relacionado con varios otros, de modo más o menos estable,
en un lapso de tiempo dado”.
Los componentes pueden ser relativamente
simples y estables o complejos y cambiantes; pueden variar sólo
una o dos propiedades o bien adoptar muchos estados distintos.
Sus interrelaciones pueden ser mutuas
o unidireccionales, lineales, ni lineales o intermitentes y exhibir
distintos grados de eficacia o prioridad causal.
Las clases de relaciones más o menos estables de los componentes
que se verifican en un momento dado constituyen la estructura
particular del sistema en ese momento, alcanzando cierto grado
de “totalidad” dotada de cierto grado de continuidad
y de limitación.
Asimismo, centraremos nuestro interés en los sistemas dentro
de los cuales se desarrolla constantemente cierto proceso, incluido
un intercambio con un medio situado más allá del
límite.
Suele admitirse que cuando tratamos el sistema más abierto,
provisto de una estructura sumamente flexible, la distinción
entre los límites y el medio es cada vez más arbitraria
y queda subordinada a la intención del observador.
Sistemas y entidades:
A medida que avanzan los estudios, se percibe que no puede formularse
una división neta entre las cosas que son y las que no
son sistemas. Tendremos mas bien que reconocer ciertos grados
de "sistemidad".
Y si a la vez reconocemos que todas las “sustancias”
o “entidades” estudiadas por las distintas disciplinas
científicas -partículas nucleares, moléculas,
sistemas solares, organismos, comunidades ecológicas, sociedades-pueden
subsumirse en una definición de sistema, nos vemos obligados
a aceptar que existen diversos grados de “entitividad”.
Con referencia a las “sustancias reales” ello no
parece tener mucho sentido pues ¿cómo es posible
que pueda haber “grados” de sustancia?
Pero si las sustancias o entidades representan sistemas cuyas
características o propiedades responden a una organización
particular de sus componentes de nivel inferior, y si admitimos
que hay distintos grados de organización, el misterio desparece.
Por ejemplo, se destruye una partícula nuclear y se origina
otra, se destruye un grupo o queda reducido a sus individuos,
se origina otro. Los grupos sociales son entidades tan reales
como las moléculas, las células, los organismos,
etc.
El concepto de lo orgánico y del equilibrio mecánico
cumplió un papel esencial ya que indujo al científico
social a reconocer plenamente el hecho de que las partes de la
sociedad no son independientes, y de que la sociedad es hasta
cierto punto un conjunto interrelacionado.
El paso adelante que se da después de Spencer es relativo
a la naturaleza particular de esas relaciones. Mientras
que en un organismo son fisiológicas,
las relaciones entre las partes de la sociedad son fundamentalmente
psíquicas, e implican complejos procesos comunicativos
de intercambio de información. El individuo es
realmente social y la sociedad verdaderamente psíquica.
(Café, Tarde, Cooley, Mead).
Así, ya no se trata de la oposición entre individuo
y sociedad. Los individuos no son discretos (separados, distintos),
lo discreto es solamente el organismo físico.
El individuo que actúa -la persona
psicológica- es en esencia una organización que
se desarrolla y mantiene sólo en el intercambio simbólico
con otras personas, en permanente desarrollo, y por medio de tal
intercambio.
Donald T. Campbell sostiene que desde el punto de vista metodológico,
es impropio suponer axiomáticamente que los grupos sociales
en estudio constituyen entidades o sistemas, Esto último
constituye mas bien una hipótesis a investigar.
Dice Campbell: “el proceso natural de conocimiento de que
estamos dotados biológicamente, determina hasta cierto
punto que objetos como las piedras y las tazas de té sean
mas “reales” que los grupos sociales o los neutrinos.
Podemos sugerir dos fuentes de tal sensación: en la mayoría
de los casos los grupos son menos sólidos,
tienen límites menos definidos, son menos “duros”.
Segundo: nos hemos desarrollado en un ambiente tal que la identificación
de ciertas entidades de magnitud media era a la vez útil
y anatómicamente posible. Producto de este proceso evolutivo
es el maravillosos y eficaz mecanismo de
la visión que dentro de una gama limitada de entidades
analiza tan rápidamente la “entitividad” que
comparada con él, todos los demás procesos inferenciales
parecen indirectos, toscos, e indignos de confianza”.
Sistemas comparados:
Estudiaremos la naturaleza de la organización que caracteriza
y diferencia a los diversos tipos de sistema:
Las partes del sistema: de simples a complejas.
Sistema mecánico: la naturaleza
de las partes o componentes posee por lo general una estructura
relativamente sencilla, estable, no afectada de modo apreciable
o permanente por su condición de parte del sistema.
Sistemas orgánicos o socioculturales: los componentes
ofrecen una organización más compleja e inestable
(más fácilmente sujeta al cambio producido por pequeñas
fuerzas).
Relaciones sistémicas: de los nexos
de energía a los nexos de información:
En diferentes tipos de sistema, la naturaleza de las relaciones
entre los componentes .
Exhibe variaciones importantes en muchas dimensiones.
Sistemas mecánicos: relaciones
restringidas y que la conducta de los componentes exhiba un reducido
número de grados de libertad. La estructura del sistema
es rígida. Estamos ante una “sencillez organizada”.
El extremo opuesto “la complejidad
caótica” en la que los grados de libertad
de las relaciones de sus componentes son tan numerosos que solo
es posible especificar estadísticamente los estados del
sistema, y que existe escasa estructura o ninguna en absoluto.
Los sistemas orgánicos y socioculturales son ejemplos de
“complejidad organizada”. Las relaciones entre las
partes cobran mayor flexibilidad; la estructura es más
fluida, como consecuencia del proceso, al aumentar el número
de formas alternativas de conducta que se ofrecen a los componentes.
Si bien las relaciones entre los componentes de los sistemas
mecánicos dependen de consideraciones espaciales y temporales
y de la transmisión de energía de una componente
a otro, las interrelaciones que caracterizan
a los niveles superiores se apoyan cada vez más en la transmisión
de información-principio fundamental del análisis
moderno de los sistemas complejos.
Una persona que habla un lenguaje extranjero a su acompañante
emite meros ruidos o energía vibratoria porque este último
no encuentra correspondencia entre la variedad estructurada de
la energía vocal y el repertorio de sonidos significativos
estructurados. Pero si comprende dicho lenguaje y la información
transmitida fuese “cuidado con el coche!!” ésta
ínfima proporción de energía vocal desencadenaría
una gran cantidad de energía en quien actúa como
sistema receptor.
Así, la “información” en términos
generales, no es una sustancia o entidad concreta, sino mas bien
una “relación” entre conjuntos o agrupamientos
de variedad estructurada.
Así una proporción minúscula de energía
o materia puede desencadenar selectivamente una gran proporción
de actividad o conducta en otros componentes.
En los niveles sistémicos de carácter ecológico,
social y sociocultural, los individuos componentes necesitan establecer
contacto físico, al modo de los mecánicos, sólo
o principalmente en la unión sexual y en el combate cuerpo
a cuerpo.
Por supuesto, las interacciones de sus componentes medidos por
el “desencadenamiento” selectivo de los flujos de
información son posibles porque: a) los componentes del
sistema están a su vez organizados y son relativamente
“sensitivos” y 2) cada una de las conductas alternativas
abiertas a los componentes se han asociado de un modo u otro,
con una de las disposiciones estructurales que incluyen el código
de información.
Donad Mach ay sostiene que la “incapacidad para estudiar
el proceso de comunicación en un contexto de amplitud tal
que nos permita abarcar, no sólo el canal y la naturaleza
de las señales que fluyen a través de él,
sino al transmisor y al receptor terminales como sistemas orientados
hacia metas y autoadaptativos. Conceptualiza al organismo como
un sistema dotado de un repertorio de actos básicos que,
en diversas combinaciones conforman su conducta.
Un organismo solitario mantiene al día su sistema orientador
respondiendo a signos físicos del estado del ambiente recibidos
por sus órganos sensoriales. Denominamos “percepción”
a esta actualización adaptativa. Es posible considerar
la comunicación como una extensión de este procesos,
en virtud de la cual OTRO organismo intenta realizar parte del
trabajo de organización del primero.
De los sistemas cerrados a los abiertos:
Que un sistema sea abierto significa que entra en intercambios
con el ambiente, pero además que ese intercambio es un
factor esencial subyacente en la viabilidad del sistema,
su capacidad reproductiva o continuidad, y su capacidad de transformación.
En los intercambios íntimos entre el sistema y el ambiente,
el ambiente es tan fundamental como el sistema orgánico.
La respuesta típica de los sistemas naturales y cerrados
a la intrusión de los hechos ambientales es una pérdida
de organización o un cambio en la dirección de la
disolución del sistema.
Los sistemas cerrados tienden a acentuar la “entropía”,
a decaer.
Los sistemas abiertos son negentrópicos, tienden
a elaborar estructura.
La retroalimentación y los sistemas
intencionales:
Dada la naturaleza abierta, negentrópica y procesadora
de información de los sistemas adaptativos complejos, un
principio fundamental que los distingue
de los sistemas físicos es el de que aparece con el concepto
de “retroalimentación”, con el cual se define
el principio teleológico en términos operacionales
respetables. Se tiende en forma definida a una explicación
con referencia a causas “eficientes” (aquello
que ha producido algo) y no a causas “finales”
(aquello para lo que existe ese algo).
Hoy podemos tratar causalmente el “propósito”
o “intención” en el anterior sentido de fuerzas
que actúan en el aquí y ahora.
Si podemos contruir un modelo de intencionalidad, podemos explicarlo.
En la actualidad el concepto de retroalimentación se ha
vulgarizado y muy a menudo se lo aplica en cualquier interacción
recíproca de variables. Sin embargo, en su carácter
de principio subyacente en la conducta perseguidora de objetivos
de los sistemas complejos, implica mucho más que eso.
Denominaremos circuitos de “seudo-retroalimentación”
a los circuitos causales mas simples, carentes de variables internas.
Denominamos dirigidos hacia metas y no simplemente orientados
hacia metas, a los sistemas controlados por retroalimentación,
ya que su conducta está dirigida por las desviaciones respecto
del estado mismo de la meta, antes que por cierto mecanismo interno
predeterminado que apunta a ciegas.
Comparemos por ejemplo las máquinas “pre-cibernéticas”
con los modernos servomecanismos: en las primeras el proyectista
debía prever en lo posible todas las contingencias que
la máquina afrontaría en el cumplimiento de su tarea
e incluir en el diseño características capaces de
contrarrestarlas; en las segundas, la máquina moderna utiliza
esas contingencias como información que, suministrada a
la máquina, la dirige contra ellas.
Kart W. Deutsch opone la idea de retroalimentación en
los sistemas complejos a las ideas de equilibrio u homeostasis.
A juicio de este autor, afirmar que un sistema social está
en equilibrio implica que:
a) cuando se lo perturba, retorna a un estado particular anterior.
b) La perturbación tiene su origen fuera del sistema.
c) Cuanto mayor sea la perturbación, mayor será
la fuerza con la cual es sistema retornará a su estado
anterior
d) La velocidad de reacción del sistema ante la perturbación
tiene menor importancia relativa -una suerte de desacuerdo
o fricción que no halla lugar en el equilibrio “ideal”
e) Si bien en el sistema no puede ocurrir una catástrofe,
una vez perturbado el equilibrio, vcasi nada puede predecirse
acerca del futuro de la sociedad.
Deutsch señala que tales teorías del equilibrio
se basan en el campo , muy limitado por cierto, de la “dinámica
del estado constante” y no resultan apropiadas para el tratamiento
de los hechos transitorios, y la predicción de las consecuencias
de los cambios súbitos.
Pero la teoría de la retroalimentación no remite
a segundo plano la “fricción, sino que por el contrario,
se ocupa específicamente en ciertas circunstancias del
“retraso” y la “ventaja” entre los hechos
que incida. Un “retraso” considerable puede conceptualizarse
como un desvío tan acentuado respecto de los objetivos
comunes, con anterioridad a la corrección realizada por
la retroalimentación, que sólo una reacción
violenta (por ejemplo una revolución) es capaz de devolver
el sistema social a su estado mas viable, orientado hacia metas.
Deutsch desarrolla aún más nuestro concepto de retroalimentación
sugiriendo los tipos de información necesaria para “timonear”
la sociedad. Para que haya una eficaz “autodirección”,
un sistema sociocultural debe recibir en forma continua un flujo
pleno de tras tipos de información:
a) información del mundo exterior
b) información del pasado con una amplia gama de rememoración
y recombinación.
c) Información acerca de sí mismo y de sus partes.
Existen tres clases de retroalimentación que utilizan
estos tipos de información:
a) persecución de metas, vale decir, retroalimentación
de nuevos datos externos en la red sistémica, cuyos canales
operativos permanecen invariables.
b) aprendizaje o retroalimentación de nuevos datos
externos para la modificación de los propios canales
operativos, es decir, para provocar un cambio de estructuras
del sistema.
c) Conciencia o autopercatamiento, o retroalimentación
de nuevos datos internos por vía de mensajes secundarios,
mensajes acerca de cambios en el estado de las partes del sistema
mismo.
En síntesis, mientras que el concepto de “equilibrio”
se limita a descripciones de estados constantes, el concepto cibernético
de retroalimentación se basa en la dinámica plena,
que incluye el cambio de estado como aspecto inherente y necesario
de la operación de sistemas complejos.
Morfostasis y morfogénesis:
El primer concepto se refiere a aquellos procesos de los intercambios
complejos entre el sistema y el ambiente que tienden a a preservar
o mantener una forma, una organización o un estado dado
del sistema, en tanto que el segundo (morfogénesis) se
refiere a los procesos que tienden a elaborar o modificar dichos
rasgos.
Los procesos homeostáticos en los organismos, y el rito
en los sistemas socioculturales son ejemplos de morfostasis.
La evolución biológica, el aprendizaje, y el desarrollo
social son ejemplos de morfogénesis.
Ya hemos analizado los procesos morfostáticos al ocuparnos
del equilibrio, la homeostasis y la retroalimentación negativa.
Estos procesos conservadores, compensadores de la desviación,
han sido con frecuencia destacados en la literatura, a expensas
de los procesos estructuradotes y promotores de la desviación,
fundamentales para comprender sistemas de nivel superior, tales
como los socioculturales.
Magoroh Maruyama ha defendido la necesidad de prestar mayor atención
a estos últimos. Al concentrarse en los aspectos de las
relaciones causales mutuas que se refieren a la compensación
de la desvición, los especialistas en cibernética
dejaron un poco de lado aquellos sistemas
en los cuales los efectos causales mutuos aumentan la desviación.
Dichos sistemas son ubicuos: la acumulación de capital
en la industria, la evolución de los organismos vivos,
el ascenso de culturas de diversos tipos, los procesos internacionales
y los procesos denominados de manera vaga como “círculos
viciosos” o “interés compuesto”: en suma,
todos los procesos de relaciones causales mutuas que amplían
un impulso inicial insignificante o accidental, acentúan
la desviación y divergen de la condición inicial.
Maruyama ofrece como ejemplo el desarrollo de una ciudad en una
llanura agrícola. Otros después le imitan y poco
a poco se constituye una nueva ciudad. El secreto del crecimiento
de la ciudad está en el proceso de las redes de retroalimentación
positiva mutua que amplían la desviación, más
que en la condición o el impulso iniciales. Es este proceso
el que ha generado la estructuración de la ciudad compleja.
Maruyama analiza el desconcierto del biólogo ante el hecho
de que la masa de información acumulada en los genes es
demasiado pequeña para especificar en detalle la estructura
posterior del individuo adulto. El enigma se resuelve si comprobamos
que no es necesario que los genes porten toda la información:
basta que lleven consigo un conjunto de reglas para generar la
información (el llamado “patrón de organización”
de Maturana??).
Servomecanismo: sistema electromecánico
que se regula a sí mismo al detectar el error o la diferencia
entre su propia actuación real y la deseada.
• la causa material o aquello
de lo que esta hecho algo;
• la causa formal o aquello
que un objeto es;
• la causa eficiente o aquello
que ha producido ese algo;
• y la causa final o aquello
para lo que existe ese algo, a lo cual tiende o puede llegar a
ser.
Aristóteles pone el ejemplo de una escultura: si se trata
de una escultura del dios Zeus hecha de bronce por un escultor
con la finalidad de embellecer la ciudad, la causa material es
el bronce, la causa formal el ser el dios Zeus, la causa eficiente
el escultor, y la causa final el motivo de su existencia: embellecer
la ciudad. Podemos dividir las causas en:
• intrínsecas como la
causa material y la formal, pues estos principios descansan en
el propio ente;
• y extrínsecas como
la causa eficiente y la final, pues se trata de principios exteriores
al ente.
Sin embargo, en los seres naturales aquello a lo que apuntan o
hacia lo que tienden de forma natural es causa final pero en este
caso intrínseca (hay que recordar el principio básico
de la física aristotélica según el cual todos
los seres naturales se caracterizan por poseer una finalidad intrínseca).
También se habla de la idea, imagen o boceto que el escultor
tiene en mente cuando realiza la escultura como causa formal;
en este caso dicha causa formal es extrínseca.
La sociología y la teoría
moderna de los sistemas
Walter Buckley (parte 3)
4. La Organización
y su génesis
En los capítulos anteriores hemos hecho sólo
referencia ocasional a los sistemas socioculturales. A continuación
desarrollaremos la tesis básica de esta obra : que la TGS
es mucho más útil que los marcos teóricos
de equilibrio mecánico u organísmocos funcionales
que prevalecen en gran parte del pensamiento actual en la ciencia
social.
Los analizaremos en dos secciones:
a) en primer lugar analizaremos la teoría abstracta de
la organización haciendo un análisis mas atento
a los conceptos interconectados de información, organización,
significado, incertidumbre, selección, constricción
y otros por el estilo.
b) Examinaremos modelos conceptuales de la acción e interacción
social para contribuir a comprender la teoría de la dinámica
básica del proceso morfogénico sociocultural.
Intentaremos delinear el desarrollo de un modelo del sistema
sociocultural como “sistema adaptativo complejo”.
Este proceso parte del micronivel del acto
y el proceso básico de interacción simbólica,
para alcanzar la matriz de interacción
mas o menos estabilizada que se denomina
rol y dinámica del rol, y el complejo de
roles que contribuyen a la estructura de las
organizaciones e instituciones.
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