INTRODUCCIÓN
En esta ocasión
me propongo, sobre todo, abrir algunas de las cuestiones centrales
que me parecen aún
no suficientemente indagadas en el debate sobre el proceso llamado "globalización" y
sobre sus relaciones con
las tendencias actuales de las formas institucionales de dominación
y en particular del moderno estado-nación. No obstante, aún
si es restricta como aquí, toda discusión
de esas cuestiones implica de todos modos una
perspectiva teórica e histórica sobre la cuestión
del poder y aquí es sin duda pertinente señalar algunos
de los
trazos mayores de la que orienta esta indagación.
Desde esta perspectiva, el fenómeno del poder es caracterizado
como un tipo de relación social
constituído por la co-presencia permanente de tres elementos:
dominación, explotación y conflicto, que afecta a
las cuatro áreas básicas de la existencia social y
que es resultado y expresión de la disputa por el control
de ellas:
1) el trabajo, sus recursos y sus productos; 2) el sexo, sus recursos
y sus productos; 3) la autoridad colectiva (opública), sus
recursos y sus productos; 4) la subjetividad/intersubjetividad, sus
recursos y sus productos. Las formas de existencia social en cada
una de dichas áreas no
nacen las unas de las otras, pero no existen, ni operan,
separadas o independientes entre sí. Por eso mismo, las relaciones
de poder que se constituyen en la disputa por
el control de tales áreas o ámbitos de existencia social,
tampoco nacen, ni se derivan, las unas de las otras, pero
no pueden existir, salvo de manera intempestiva y precaria, las unas
sin las otras. Esto es, forman un complejo
estructural cuyo carácter es siempre histórico y específico.
En otros términos, se trata siempre de un determinado
patrón histórico de poder 1.
El actual patrón de poder mundial consiste en la articulación
entre: 1) la colonialidad del poder, esto es
la idea de “raza” como fundamento del patrón universal
de clasificación social básica y de dominación
social; 2)
el capitalismo, como patrón universal de explotación
social; 3) el estado como forma central universal de control
de la autoridad colectiva y el moderno estado-nación como
su variante hegemónica; 4) el eurocentrismo como
forma hegemónica de control de la subjetividad/ intersubjetividad,
en particular en el modo de producir
conocimiento.
Colonialidad del poder es un concepto que da cuenta de uno de los
elementos fundantes del actual
patrón de poder, la clasificación social básica
y universal de la población del planeta en torno de la idea
de"raza" 2. Esta idea y la
clasificación social en
ella fundada (o "racista"), fueron originadas hace 500
años junto
con América, Europa y el capitalismo. Son la más profunda
y perdurable expresión de la dominación colonial, y
fueron impuestas sobre toda la población del planeta en el
curso de la expansión del colonialismo europeo.
Desde entonces, en el actual patrón mundial de poder impregnan
todas y cada una de las áreas de existencia
social y constituyen la más profunda y eficaz forma de dominación
social, material e intersubjetiva, y son, por
eso mismo, la base intersubjetiva más universal de dominación
política dentro del actual patrón de poder 3.
La categoría de capitalismo está referida al conjunto
de la articulación estructural de todas las formas
históricamente conocidas de control del trabajo o explotación,
esclavitud, servidumbre, pequeña producción
mercantil independiente, reciprocidad y salario. Tales formas de
control del trabajo se articularon como
estructura conjunta en torno del predominio de la forma salarial,
llamada Capital, para producir mercancías para
el mercado mundial. El Capital es una forma específica de
control del trabajo que consiste en la mercantización
de la fuerza de trabajo a ser explotada. Por su condición
dominante en dicho conjunto estructural, otorga a éste
su carácter central - es decir lo hace capitalista - pero
históricamente no existe, no ha existido nunca y no es
probable que lo haga en el futuro, separado o independientemente
de las otras formas de explotación 4.
El estado, como estructura de autoridad y como forma de dominación,
colectivas, es muy antiguo. No
está del todo bien establecido desde cuándo y en asociación
con cuáles condiciones históricas fue impuesto como
la forma central universal de control de la autoridad colectiva y
de dominación política, menos aún cuándo,
cómo y dónde llegó a ser estado-nación.
En cambio sabemos bien que el Moderno Estado-Nación es, de
una
parte, relativamente reciente y, de otra parte, no está consolidado
sino en pocos espacios de dominación estatal o
países. Sus específicos signos son, primero, la ciudadanía
o presunción formal de igualdad jurídico-política
de
los que habitan en su espacio de dominación no obstante su
desigualdad en los demás ámbitos del poder;
segundo, la representatividad política que, sobre esa base,
se atribuye al Estado respecto del conjunto de
ciudadanos y no sólo, como en las otras variantes de Estado,
de algún interés social particular o sectorial. Se
fue
constituyendo en el período conocido como la Modernidad, que
se abre a partir de América, y en vinculación
con el proceso de eurocentramiento del capitalismo y de la modernidad;
alcanza sus actuales rasgos definitorios
desde fines del siglo XVIII y es admitido durante el siglo XX como
el modelo mundialmente hegemónico, lo
que no equivale, por cierto, a que haya llegado a ser practicado
también mundialmente. En la etapa actual del
poder colonial/capitalista, su "globalización",
en especial desde mediados de los 70s., presiona hacia la
desvirtuación de aquellos rasgos específicos, inclusive
a la reversión de sus respectivos procesos, en particular
del conflicto social en torno de la ampliación de la igualdad
social, de la libertad individual y de la solidaridad
social 5.
Finalmente, eurocentrismo es la perspectiva
de conocimiento que fue elaborada sistemáticamente desde
el siglo XVII en Europa, como expresión y como parte del proceso
de eurocentramiento del patrón de poder
colonial/moderno/capitalista. En otros términos, como expresión
de las experiencias de colonialismo y de
colonialidad del poder, de las necesidades y experiencias del capitalismo
y del eurocentramiento de tal patrón de
poder. Fue mundialmente impuesta y admitida en los siglos siguientes,
como la única legítima racionalidad. En
todo caso, como la racionalidad hegemónica, el modo dominante
de producción de conocimiento. Para lo que
aquí interesa, entre sus elementos principales es pertinente
destacar, sobre todo, el dualismo radical entre "razón"
y "cuerpo" y entre "sujeto" y "objeto" en
la producción del conocimiento; tal dualismo radical está asociado
a la
propensión reduccionista y homogenizante de su modo de definir
e identificar, sobre todo en la percepción de la
experiencia social, sea en su versión ahistórica, que
percibe aislados o separados los fenómenos o los objetos y
no requiere en consecuencia ninguna idea de totalidad, sea en la
que admite una idea de totalidad evolucionista,
organicista o sistemicista, incluída la que presupone un macrosujeto
histórico. Esta perspectiva de conocimiento
está actualmente en uno de sus más abiertos períodos
de crisis, como lo está la entera versión eurocéntrica
de la
modernidad 6.
Por sus características, en la historia conocida éste
fue el primero de los patrones de poder con carácter
y vocación global. En ese sentido, lo que ahora se llama "globalización" es,
sin duda, un momento del proceso
de desarrollo histórico de tal patrón de poder, quizá el
de su culminación y de su transición, como varios ya
han
sugerido 7.
Todas esas propuestas y categorías son, como es obvio, cuestiones
abiertas. No debe perderse de vista,
en consecuencia, que su indagación sistemática y su
debate están apenas comenzando. Eso no quiere decir que
las propuestas que hago en este trabajo sean arbitrarias, pero sí que
volveré sobre ellas conforme la investigación
y el debate se desarrollen.
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]
LAS
CUESTIONES CENTRALES DE LA "GLOBALIZACIÓN"
Lo que hoy se denomina "globalización" es, obviamente,
una cuestión de muchas cuestiones y sobre las
cuales hay mucho debate y una vasta y creciente literatura. Es
probable que la más difundida idea que circula
asociada a ese término sea la de una continua y creciente
integración económica, política y cultural
del mundo.
En la práctica eso implica que hay fenómenos y
procesos que afectan a todo el mundo de manera inmediata,
incluso simultánea, esto es.. global. Y se atribuye a
la "revolución científico-tecnológica" en
los medios y
sistemas de comunicación y de transporte, la calidad de
ser la principal determinación histórica de ese
posible
proceso.
Originalmente, la "globalidad" fue referida a un cambio
drástico en las relaciones entre el espacio y el
tiempo en la subjetividad, como consecuencia de la velocidad
de la circulación de informaciones producida por
los nuevos recursos científicos-tecnológicos, de
tal manera que podía percibirse de manera simultánea
lo que
ocurría en cualquier lugar del mundo. En nuestra subjetividad,
en nuestras relaciones intersubjetivas, el mundo
no sólo se había achicado, sino que así ocurría
porque el mundo se había integrado en el tiempo, era simultáneo.
La famosa imagen de "aldea global" fue, sin duda, la
exitosa construcción mental inicial que daba cuenta de
esa
nueva relación subjetiva con el espacio y con el tiempo 8.
Aunque, quizá, todavía para mucha gente esas son
las imágenes más asociadas con la idea de"globalización",
hay que admitir que van siendo sumergidas bajo otras más
recientes que para muchos parecen
tener ya toda la consistencia de genuinas categorías conceptuales,
a pesar de que se resisten a abandonar su
hábitat mediático: la "realidad
virtual",
la "sociedad virtual" y la "nueva economía" (que
desde la misma
perspectiva podría ser también denominada "economía
virtual"). La primera tiene decisivas implicaciones en el
debate sobre la producción del conocimiento. Pone de relieve,
sobre todo, que con la tecnología actual ya no sólo
se reproduce, se combina o se usa imágenes y sonidos ya
presentes en la “naturaleza” o en la “realidad”,
sino que
se produce, manipula y difunde nuevos elementos visuales y sonoros,
nuevas imágenes producidas con tales
nuevos elementos que en su conjunto constituyen ya un mundo "virtual" y
que de muchos modos, se superpone y
aún desplaza y sustituye al mundo "real", hasta
el punto de que en numerosas y diversas áreas no es tarea
fácil
distinguir entre ambos, con todo lo que eso significaría
para la cuestión de la percepción, del conocimiento
y del
modo de producir conocimiento. La "sociedad virtual" es
una idea que prolonga esa imagen y propone que las
relaciones sociales ocurren, cada vez más, precisamente
dentro de y tramadas con aquella "realidad virtual" y
de
algún modo tienen esa consistencia. La "nueva economía" es
la más reciente, mediática en
su origen como todas
las demás, remite a la idea de que la economía
del mundo actual se ha convertido, o está en curso de
serlo, en
una red única de intercambio de mercancía y de
valor. Esa sería la expresión emblemática
de la integración
global de la economía mundial y por supuesto se apoya
en y se trama con aquellas "realidad virtual" y “sociedad
virtual".
El debate no logra esquivar siempre una tendencia a la mistificación.
De hecho, en el lenguaje mediático
el término "globalización" ha pasado
a ser virtualmente sinónimo
de una vasta y sistémica
maquinaria
impersonal, que existe y se desarrolla de modo independiente
de las decisiones humanas, es decir, de un cierto
modo natural y en ese sentido inevitable, y que abarcaría
y explicaría todas las acciones humanas de hoy.
Pero el "mundo" - si con ese término se implica
la existencia social humana articulada en una específica
totalidad histórica - sea o no "globalizado",
no podría entenderse por fuera del hecho de que es un
específico
patrón de poder lo que le otorga su carácter de "mundo" o
de totalidad histórica específica, sin cuya condición
cualquier idea de "globalización" sería
simplemente inútil. De otro modo, resultaría que
las redes de comunicación, de información,
de intercambio, etc., etc., existen y operan en una suerte de vacuum
histórico.
Por
lo tanto, es teóricamente necesario, no sólo pertinente,
indagar cada una de las actuales áreas de control de la
existencia social, para sacar a luz los sentidos posibles que
la mentada "globalización" tiene o puede tener
en la
experiencia. Dentro de los límites de este trabajo, no
iré más allá de abrir las cuestiones que
me parecen centrales
en dos áreas principales, el control del trabajo y el
de la autoridad pública.
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CAPITALISMO
Y GLOBALIZACION
Si se examina con cuidado las actuales tendencias del capitalismo
los datos son sin duda
impresionantes, sea que se refieran a la geografía política
de la distribución de ingresos, bienes y servicios
básicos o de los flujos de capital, sea a las relaciones
entre formas de capital o a las relaciones entre capital y
trabajo. Como los datos son, en general, accesibles a todos,
para los propósitos de esta indagación es pertinente
señalar más bien algunas de las tendencias principales:
1. En 1800 el 74% de la población
mundial (entonces de 944 millones) accedía al 56% del Producto
Mundial
(en US$ de 1980: 229,095,000,000), mientras el 26% de esa población
concentraba el 44% de dicho PMB.
Pero en 1995, el 80% de la población mundial (ya de 5,716,000,000)
accedía solamente al 20% del
Producto Mundial (US$ de 1980: 17,091,479,000,000), mientras
que el 20% concentraba el 80% del
Producto Mundial.
2. La diferencia de 9 a 1 respecto
de la razón entre el
ingreso promedio de los países ricos y el de los países
pobres, en dos siglos ha llegado a una de 60 a 1. Mientras tanto,
desde 1950 los países ricos han aumentado
su población en un 50% mientras los países pobres
lo hicieron en un 250% 9.
3. Según el Informe del Banco
Mundial (año 2000),
en términos de producción mundial, en 1999 los
países del
Grupo de los 7 (G7 en adelante), esto es menos del 12% de la
población mundial y con un 16% de la
superficie del planeta, producían el 65% de la producción
mundial, 3% más que en 1980.
4. Y en el mismo movimiento histórico,
también
la distancia entre ricos y pobres dentro de cada uno de los
países del mundo ha crecido. Así, en el país
más rico del planeta, Estados Unidos, si en 1970, había
24,7
millones de personas en situación de pobreza crítica
(11,6% de la población), para 1997 esa cifra había
saltado a 35,6 millones (el 13,3% de la población), esto
es en un 43% en menos de 20 años. Un reciente
estudio muestra que entre 1977 y 1989 el 1% de las familias logró capturar
el 70% del total del aumento de
la riqueza familiar y vio aumentados sus ingresos en 100%. En
América Latina, desde 1973 las diferencias
de ingreso han empeorado: el ingreso promedio del 20% de los
que obtienen ingresos es hoy 16 veces más
alto que el del 80% restante. En el Brasil esa diferencia llega
a ser de 25 a 1, comparado con 10 a 1 en
Europa Occidental y de 5 a 1 en EEUU. Así mismo, la diferencia
de salario entre los "calificados" y los
otros. Por ejemplo en el Perú, creció en la década
de los 90s. en más de 30%, y en Colombia en más
del 20%
10.
5. Dadas esas condiciones, las 3 personas
más ricas del
mundo tienen una fortuna superior al PBI de los 48
estados más pobres. Es decir, de la cuarta parte de la
totalidad de los estados del mundo. Por ejemplo,
respecto de América Latina, en 1996 las ventas de la General
Motors Corporation fueron de 168 billones de
dólares, mientras que el PIB combinado de Guatemala, El
Salvador, Honduras, Costa Rica, Nicaragua,
Panamá, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay y Uruguay,
llegó solamente a 159 billones de dólares.
6. Al mismo tiempo, según la
ONU (Informe de la UNDP, 1998), para satisfacer las necesidades
básicas del
conjunto de la población del planeta, bastaría
el 4% de las 225 mayores fortunas del mundo. Y para
satisfacer las necesidades sanitarias (en 1998, 4 mil millones
de habitantes del Tercer Mundo no tenían
acceso al agua potable, ni a energía eléctrica)
y de nutrición (50% de los niños sufre de desnutrición),
bastarían 13 mil millones de dólares, es decir,
el 13% de lo que en Estados Unidos y en Europa se gasta
anualmente en perfume.
7. Si se considera, la dirección
de los flujos de capital, se verifica que entre 1990-1995, por
ejemplo, el 65% del
total del Flujo De Inversión Directa (FDI) fue hacia el "centro" y
que lo restante fue a unos pocos de los
llamados " países emergentes". Entre 1989 y
1993 sólo 10 de esos países recibieron el 72% de
ese resto del
FDI (China, México, Malasia, Argentina, Tailandia, Indonesia,
Brasil, Nigeria, Venezuela y Corea del Sur)
11.
Un problema crucial del flujo
mundial de capitales, es que la deuda del Tercer Mundo subió en
menos de
dos décadas desde 615 mil millones de dólares a
unos 2500 mil millones de dólares. Y esta es, como todo
el
mundo sabe, una historia de nunca acabar, literalmente, porque
es impagable. Pero es, sobre todo, una
trágica historia 12.
8. De otra parte, de los 6 mil millones
de personas que forman la población del planeta al iniciarse
el nuevo
siglo, unos 800 millones no tienen empleo asalariado. Y esa es,
por cierto, una estimación conservadora, ya
que las estadísticas registran solamente a aquellos que
buscan empleo, y la cifra aún debe ser multiplicada
por lo menos por 5, si se considera el número de miembros
de familias u hogares que dependerían de tales
inexistentes salarios. Y la población conjunta de desempleados
y subempleados es más o menos la mitad de
la población mundial, ya que 3 mil millones de personas
viven con menos de 2 dólares diarios. Los
economistas han acuñado la noción de "desempleo
estructural" para referirse a la tendencia que produce un
desempleo mundial creciente. Y no son pocos ahora los que proponen
la idea del "fin del trabajo" para dar
cuenta de las implicaciones de esa tendencia 13.
9. De otra parte, y aunque no son
aún suficientemente
avanzadas las investigaciones específicas y los datos
son por lo mismo provisorios, la población mundial en
situación de esclavitud es estimada en más de 200
millones de gentes 14.
10. Todas esas tendencias en la distribución
de capital, de empleo, producción, de ingresos, de bienes
y
servicios en el mundo de hoy, están en relación
con el cambio en las relaciones entre las diversas formas de
acumulación capitalista en favor de la absoluta hegemonía
de la acumulación especulativa. Así, las
transacciones cambiarias mundiales que eran más o menos
de 20 mil millones de dólares en 1970, eran ya de
1,3 trillones de dólares en 1999. Solamente en Estados
Unidos, en 1980 los "fondos de pensión", los"fondos
comunes", las compañías de seguros
y los seguros de vida, constituían activos financieros
por 1,6
trillones de dólares, alrededor del 60% del PIB del país.
Pero en 1990 esos activos eran ya 5, 2 trillones de
dólares, el 95% del PIB y en 1993 eran más de 8
trillones de dólares, el 125% del PIB del país.
El
predominio financiero se muestra también en la llamada "financiarización" de
las empresas, porque sus
inversiones productivas decrecen continuamente a favor de las
financieras. Y de otro lado, en la hipertrofia
de las ganancias financieras en la "periferia" y en
los "países emergentes". En 1983, las ganancias
en bolsa
en la periferia llegaban todavía a los 100 billones de
dólares. Pero en 1993, la cifra era ya de 1500 billones
15.
Tal conjunto de informaciones permite hacer algunas inferencias,
provisorias quizá, pero no por eso
menos pertinentes:
1. Está en curso un proceso
de re-concentración
del control de recursos, bienes e ingresos en manos de una
minoría reducida de la especie (actualmente no más
del 20%).
2. Lo anterior implica que está en
curso un proceso de polarización social creciente de la
población mundial,
entre una minoría rica, proporcionalmente decreciente
pero cada vez más rica, y la vasta mayoría de la
especie, proporcionalmente creciente y cada vez más pobre.
3. Está en curso un proceso
de incremento de la sobre-explotación
de la masa mayor de trabajadores del
mundo, ya que junto con la re-concentración de ingresos
y de riquezas crece la distancia salarial entre los
asalariados y se expande la proporción de los desempleados,
marginalizados de los ámbitos centrales de la
estructura de acumulación, y eso permite la disminución
continua del promedio salarial.
4. Está en curso un proceso
de declinación del
interés y de la capacidad del capital de convertir la
fuerza de
trabajo en mercancía, en especial en los niveles tecnológicamente
más avanzados de la estructura mundial de
acumulación 16.
5. Como consecuencia están
en expansión las formas
no-salariales de control del trabajo. Están reexpandiéndose
la esclavitud, la servidumbre personal, la pequeña producción
mercantil independiente, la
reciprocidad. El salariado es aún la forma de control
del trabajo que más se expande, pero - para usar una
imagen familiar - como un reloj que atrasa.
6. Está en curso un proceso
de crisis en una de las dimensiones básicas - las relaciones
entre las formas
específicas de explotación - incorporada al patrón
capitalista de control del trabajo: están declinando,
quizás
agotándose, los mecanismos que en el curso del desarrollo
histórico de la acumulación capitalista distribuían
dicha población desde las formas no-salariales a la salarial,
en general desde el no-capital al capital, y se
ponen en acción mecanismos que indicarían, aunque
en medida todavía no precisable, el comienzo de una
tendencia inversa.
7. La configuración del capitalismo
mundial, esto es la estructura de las relaciones entre el capital
y cada una
de las formas de control del trabajo, así como las relaciones
de conjunto de todas ellas entre sí, están en
proceso de drástico cambio, lo que implicaría un
proceso de transición del sistema.
8. En ese específico sentido
y en esa dimensión,
en la estructura de explotación del trabajo estaría
en curso un
proceso de re-clasificación social de la población
del mundo, a escala global.
9. En todo caso, está en
curso un proceso de re-concentración
y de re-configuración del control del trabajo, de
sus recursos y de sus productos, a escala mundial. En suma, de
las relaciones entre capitalismo y trabajo.
10. Tales procesos están asociados
a cambios drásticos
en la estructura mundial de acumulación capitalista,
asociados a la nueva posición y función de predominio
que dentro de aquella tiene la acumulación
especulativa y financiera, en especial desde mediados de los
años 70 del siglo XX 17.
Ninguna de todas aquellas tendencias es nueva o imprevista. Ni
siquiera las últimas, Indican un
momento, un grado o un nivel de la maduración y del desarrollo
de tendencias inherentes al carácter del
capitalismo como patrón global de control del trabajo
y que habían sido largamente teorizadas, sobre todo, desde
Marx 18. Tiene, en consecuencia, poco
sentido discutir esos procesos y los consiguientes problemas como
si
fueran exactamente nuevos o, peor, como si fueran la consecuencia
de un fenómeno nuevo llamado"globalización",
diferente o separado del capitalismo, resultado sólo o principalmente
de la innovación
tecnológica y de su capacidad de modificar del todo nuestras
relaciones con el espacio/tiempo, más bien que del
carácter capitalista de la estructura dominante de control
del trabajo y del desarrollo de sus tendencias.
No hay duda, sin embargo, de que tales tendencias básicas
del capitalismo se han profundizado y más
aún se han acelerado y llevan un curso de mayor aceleración.
La cuestión, por lo tanto, es: ¿qué es lo
que
impulsa la aceleración y la profundización de esas
tendencias del capitalismo?. O en otros términos ¿porqué la
explotación capitalista se ha hecho más profunda
y de algún modo más fácil?. Nadie puede
explotar a nadie si no
lo domina, mucho menos de modo estable y duradero. Por lo tanto
es necesario abrir aquí la cuestión de las
relaciones entre la dominación y la explotación
en el actual patrón de poder.
La fuerza y la violencia son requisitos de toda dominación,
pero en la sociedad moderna no son ejercidas
de manera explícita y directa, por lo menos no de modo
continuo, sino encubiertas por estructuras
institucionalizadas de autoridad colectiva o pública y "legitimadas" por
ideologías constitutivas de las relaciones
intersubjetivas entre los varios sectores de interés y
de identidad de la población. Como ya quedó señalado
desde
el comienzo de este trabajo, tales estructuras son las que conocemos
como Estado. Y la colonialidad del poder su
más profunda argamasa legitimatoria. En consecuencia,
es necesario indagar por lo que ha ocurrido en las
relaciones entre el patrón de explotación capitalista
y los dos niveles del patrón de dominación, el
estado y la
colonialidad del poder.
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CAPITALISMO
Y ESTADO
La relación entre el capitalismo como estructura global
de control del trabajo y su organización en
espacios particulares de dominación, así como la
organización de estructuras específicas de autoridad
colectiva
en esos espacios, es todavía una cuestión abierta.
En general, en todo patrón de poder no son siempre claras,
mucho menos sistémicas u orgánicas, las relaciones
entre la dominación y la explotación.
Si aparece más historiado y teorizado el modo como el
colonialismo moderno - el que se constituyó con
América - configuró el contexto adecuado para la
formación del capitalismo, aún no ha sido abierta,
ni
obviamente estudiada, la cuestión de porqué tal
capitalismo se asoció en el mismo movimiento y en el mismo
tiempo, con diversos tipos de estado en diversos espacios de
dominación. Así el moderno
estado absolutista/imperial (todos los estados de Europa Occidental,
menos Suiza, entre 1500 y 1789); el
moderno estado-nación imperial/colonial (por ejemplo,
Francia e Inglaterra desde fines del siglo XVIII hasta después
de
la Segunda Guerra Mundial); el moderno
estado colonial (América
del Norte antes de 1776 y América del Sur
antes de 1824, así como los del Sudeste Asiático
y los de África hasta mediados del siglo XX); el
moderno estado-despótico/burocrático (la
ex Unión
Soviética y los de Europa del Este hasta fines de los
80, sus rivales
Nazistas y Fascistas en Alemania, Japón e Italia entre
fines de l930 y 1945, China en la actualidad); el
moderno estado-nación
democrático (los actuales de
Europa Occidental, los de América del Norte, Japón,
Oceanía);
los
modernos estados oligárquico-dependientes (los de
América
Latina antes de fines de los 60, con excepción de
México, Uruguay, Chile desde fines de los 20s); los
modernos estados nacional-dependientes (en diversas
medidas, todos los de América Latina actual, así como
la mayoría de los de Asia y algunos de África,
principalmente África del Sur) y los
modernos estados neocoloniales (muchos, quizá la
mayoría, de los
de África).
Esa clasificación es una hipótesis de trabajo,
lo mismo que su respectiva ejemplificación. Pero no puede
ser considerada arbitraria. En esa medida permite poner en cuestión
la perspectiva histórica y sociológica
eurocentrista según la cual el tipo de estado correspondiente
al capitalismo es el moderno estado-nación (Ralph
Miliband, 1969), mientras que todos los demás serían "de
excepción" (Poulantzas, 1969) o "pre-capitalistas" o"de
transición" (virtualmente todos los autores
del "materialismo histórico") 19
.
No tenemos aún, desde mi punto de vista, una teoría
histórica en verdad solvente de las relaciones entre
capitalismo y estado, mientras la cuestión de la colonialidad
del poder no sea integrada a la investigación
histórica y teórica respectiva. Pero este no es
el lugar, ni esta es la ocasión de ir más lejos
acerca de esta cuestión
crucial.
En todo caso, el reciente debate sobre las relaciones entre la "globalización" y
el estado, en la
perspectiva dominante (eurocentrista) se circunscribe exclusivamente
a la presunta crisis del Moderno Estado-
Nación bajo los impactos de la "globalización" 20.
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CAPITALISMO,
GLOBALIZACION Y
MODERNO ESTADO-NACIÓN
Lo que, sin embargo, las tendencias actuales del capitalismo
- y en particular la hegemonía del capital
financiero y la acción predatoria de los mecanismos especulativos
de acumulación - han hecho bruscamente
visible, es el hecho de que el capitalismo moderno, como uno
de los ejes centrales del actual patrón de poder
mundialmente dominante, ha estado asociado al moderno estado-nación
sólo en pocos espacios de dominación,
mientras que en la parte mayor del mundo ha estado asociado a
otras formas de estado y en general de autoridad
política.
Es más pertinente, en consecuencia, y más productivo,
tratar de sacar a luz las tendencias más
dinámicas que están en desarrollo en las relaciones
entre los cambios actuales en la configuración del
capitalismo y los que tienen lugar en las estructuras de autoridad
colectiva y de dominación política.
A ese respecto, es posible distinguir las siguientes tendencias
principales:
1. la formación de un Bloque Imperial Mundial integrado
por los modernos estados-nación del "centro" del
sistema mundial;
2. la pugna por la hegemonía regional entre los estados
nacional-dependientes asociados o en conflicto con el
Bloque Imperial en las regiones más conflictivas, como
en el Medio Oriente (Israel en un lado, Siria, Irak en
el otro), en América del Sur (Brasil, Chile, Argentina),
en Asia (India, Pakistán, en un extremo y China y
Corea del Sur en el otro), y en África de modo más
fluido en tanto que no parecen haber aún regiones
diferenciadas de modo análogo a las anteriores, con excepción
de África del Sur;
3. la erosión continua del
espacio nacional-democrático,
o en otros términos la continua des-democratización
y
des-nacionalización de todos los estados nacional-dependientes
donde no se llegó a la consolidación del
moderno estado-nación;
4. la gradual conversión de
los estados menos nacionales y democráticos en centros locales
de administración
y
control del capital financiero mundial y del bloque imperial.
No es mi propósito aquí explorar sistemática
y exhaustivamente cada uno de tales procesos y su
conjunto. Por el momento, para nuestros fines es, sobre todo,
necesario insistir en la constitución del Bloque
Imperial Mundial y en la des-democratización y des-nacionalización
de los estados dependientes y su conversión
progresiva en una suerte de agencias político-administrativas
del capital financiero mundial y del bloque
imperial mundial, en tanto son esas dos tendencias las que expresan,
más claramente que las demás, la reconcentración
del control mundial de la autoridad pública, la reprivatización
local de ésta y la sombra virtual de
un espacio global de dominación.
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EL
BLOQUE IMPERIAL MUNDIAL
Y LOS ESTADOS LOCALES.
Nadie podría hoy negar que unos pocos
de los modernos estados-nación
- el Grupo de los, ahora de 8
con la tardía y subordinada incorporación de Rusia - más
fuertes, varios de ellos sedes centrales de los modernos
imperios coloniales y todos ellos del imperialismo capitalista durante el Siglo
XX 21, forman ahora
en su
conjunto un genuino Bloque Imperial Mundial. Primero, porque sus decisiones son
impuestas sobre el conjunto
de los demás países y sobre los centros neurálgicos de las
relaciones económicas, políticas y culturales del
mundo. Segundo, porque lo hacen sin haber sido elegidos, o siquiera designados,
por los demás estados del
mundo, de los cuales no son por lo tanto representantes, ni, en consecuencia,
tienen que consultarlos para sus
decisiones. Son virtualmente una autoridad pública mundial, aunque no
un efectivo estado mundial.
Ese Bloque Imperial Mundial no está constituído sólo por
los estados-nación mundialmente
hegemónicos. Se trata, más bien, de la configuración de
una suerte de trama institucional imperial formada por
tales estados-nación, las entidades intergubernamentales de control y
ejercicio de la violencia, como la OTAN,
las entidades intergubernamentales y privadas de control del flujo mundial de
capital, financiero en especial
(Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Club de París, Banco Interamericano
de Desarrollo, entre las
principales), y las grandes corporaciones globales. Esa trama institucional constituye
ya, de hecho, una suerte de
gobierno mundial invisible 22.
En otros términos, se trata de una re-concentración mundial del
control de la autoridad pública, a escala
global. Y este es, desde mi perspectiva, el
fenómeno nuevo más
destacado de la llamada "globalización" del
actual patrón de poder mundial.
La emergencia del Bloque Imperial Mundial - ¿ quizá sería
mejor llamarlo directamente Global ? -
implica, obviamente, que los demás estados son sometidos a la reducción
creciente de su autonomía. Eso ocurre,
en particular, con aquellos estados y sociedades que no han culminado o no han
avanzado en el proceso de
formación de modernos estados-nación. Y si, de otro lado, se observa
lo que ocurre con la sociedad, con las
diferencias sociales, culturales y políticas que produce la imposición
mundial del neoliberalismo como matriz de
política económica, tanto dentro de cada país como entre
países, se puede percibir sin dificultad que esta erosión
continua de la autonomía (o soberanía) de tales estados, consiste
sobre todo en la des-democratización de la
representación política de la sociedad en el estado y, de ese modo,
en la des-nacionalización de la sociedad y del
estado. Eso es lo que muestra a las claras, la asociación estructural
entre las necesidades del capital financiero,
de los mecanismos especulativos de acumulación, y las tendencias de re-concentración
mundial del control de la
autoridad pública, cuya mayor expresión actual es el Bloque Imperial
Mundial.
Estos procesos aparejados e interdependientes no implican, sin embargo, que la
autoridad pública del
Bloque Imperial Mundial se ejerza directa y explícitamente en todos los
demás espacios de dominación o"países" de aquellos
(salvo de modo excepcional y transitorio, como en el caso de la invasión
de Panamá y la
prisión de Noriega), aunque tienden claramente en esa dirección
como lo muestran las recientes acciones en
Kosovo, en Chechenia, en África y ahora en Colombia y, potencialmente,
en toda el área andino-amazónica de
América del Sur ("Plan Colombia").
Por el momento, al menos, dicho Bloque Imperial Mundial requiere de los estados
locales para imponer
sus políticas en cada país De ese modo, tales estados locales están
siendo, unos, convertidos en estructuras
institucionales de administración local de tales intereses mundiales y
los otros haciendo más visible que ya
venían ejerciendo esas funciones. Ese proceso implica una re-privatización
local y global de tales estados 23, en
tanto que responden cada vez menos a la representación política
del conjunto de los sectores sociales de cada
país. Forman parte, de ese modo, de esa trama mundial de instituciones
de autoridad pública, estatales y
privadas, que en su conjunto comienzan a conformar una suerte de gobierno mundial
invisible 24.
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LA RE-PRIVATIZACION
DEL CONTROL DE LA AUTORIDAD COLECTIVA
Tal re-concentración del control mundial de la autoridad pública,
a escala global, implica en lo
fundamental una re-privatización del control un ámbito central
de la existencia social y de su respectiva esfera
institucional. El control de la autoridad colectiva había sido reconocido
como público durante el período de la
modernidad y en particular desde el siglo XVIII en adelante. El Moderno Estado-Nación
emergió, precisamente,
como la encarnación del carácter público de la autoridad
colectiva. Público en el sentido específico y explícito
de
que admitía la participación igual de todos los "ciudadanos" y
se legitimaba, ante todo, por esa razón 25.
Ahora,
en cambio, aunque una parte, cada vez más secundaria, incluso básicamente
simbólica, de ese universo
institucional es aún admitidamente público, el hecho es que los
núcleos dominantes de esas instituciones son
privados, como las corporaciones globales, o son privadas como la tecnocracia
administradora de las entidades
financieras y de las políticas económicas de los estados, inclusive
si se trata de entidades supuestamente
públicas, como las instituciones intergubernamentales del capital financiero,
el FMI o lo que se conoce como el
Banco Mundial.
En el debate mundial en curso sobre esta tendencia de continua y creciente erosión
de los
estados/sociedades más débiles porque su proceso de democratización/nacionalización
no llegó a culminar y
afirmarse suficientemente, la propuesta teórica más difundida la
presenta como una tendencia a la declinación de
la institución misma del moderno estado-nación 26.
Esa es una clara muestra del dominio de la perspectiva de conocimiento. Es cierto
que el moderno
estado-nación, junto con la familia burguesa, la empresa capitalista y
el eurocentrismo 27, es una de las
instituciones fundamentales de cada área del patrón de poder mundial
que corresponde al período de la
modernidad y que comienza con América. También lo es que el moderno
estado-nación es la institución
mundialmente hegemónica dentro del universo de instituciones que actúan
en el mundo en el conflicto por el
control de la autoridad pública y de sus recursos, la violencia en especial.
Lo que no es cierto, sin embargo, es
que el moderno estado-nación exista realmente en todos los espacios de
dominación conocidos como países.
Como no lo es, tampoco, que todos los actuales estados de todos los países,
o espacios de dominación, tengan el
carácter de modernos estados-nación, aunque así se autorepresenten
o inclusive sean admitidos en el imaginario
o en el universo simbólico de cada país.
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COLONIALIDAD DEL
PODER Y ESTADO-NACION
La diferencia definitoria entre
los procesos que llegaron a culminar y afirmar estados-nación
modernos
y los que no, reside en el modo y medida de sus respectivas relaciones con la
colonialidad del poder. En los
primeros, ésta no estuvo inmediatamente presente en los espacios de dominación
en los cuales se llevaron a cabo
procesos de democratización de las relaciones sociales, los cuales producen
y redefinen el carácter de los
procesos de nacionalización de la sociedad y de su estado. Así es
como ocurrió en Europa Occidental desde elúltimo tercio del siglo
XVIII hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial.
La colonialidad del poder, sin embargo, estuvo y está de todos modos activa,
pues forma parte del
contexto global dentro del cual ocurren los procesos que afectan todos los espacios
concretos de dominación.
Porque la concentración de los procesos de democratización y nacionalización
de los estados modernos en
Europa Occidental, hasta el siglo XX, da cuenta, precisamente, de la imposición
mundial de la colonialidad del
poder. El eurocentramiento del patrón colonial/capitalista de poder no
se debió sólo, menos principalmente, a la
posición dominante en la nueva geografía del mercado mundial, sino
sobre todo a la clasificación social básica
de la población mundial en torno de la idea de raza. La concentración
del proceso de formación y consolidación
del moderno estado-nación en Europa Occidental, no podría ser explicado,
ni entendido, fuera de dicho contexto
histórico 28.
La otra cara del mismo proceso de constitución y de consolidación
del Moderno Estado-Nación era el
mundo colonizado, África y Asia, o dependiente 29 como América
Latina.. En ese resto del mundo, la
colonialidad del poder no sólo ha estado y está presente en el
contexto global del patrón mundial de poder, sino
que actúa de modo directo e inmediato dentro del respectivo espacio de
dominación, obstaculizando los procesos
que se dirigen a la democratización de las relaciones sociales y a su
expresión nacional en la sociedad y en el
estado.
Si alguien piensa que la diferencia estriba en que unos espacios eran colonizados
y otros no, no hay sino
que comparar los procesos de Europa Occidental y de América Latina, los
dos escenarios más representativos de
cada lado de las diferencias en esos procesos, que por lo demás ocurrieron
en el mismo período, entre fines del
siglo XVIII y los siglos XIX y XX 30. A diferencia de Europa, diferencia debida,
exactamente, a la distribución
diferente de la colonialidad del poder entre ambos espacios, en América
Latina, precisamente al término de las
guerras llamadas de Independencia, se produjo la paradoja histórica más
notoria de la experiencia
latinoamericana: la asociación entre estados independientes y sociedades
coloniales, en todos y cada uno de
nuestros países. Esa asociación, aunque sin duda resquebrajada
y confrontada de modo permanente aunque
errático, no ha dejado, sin embargo, de presidir las relaciones sociales
y estatales de toda América Latina.
Si se toma América Latina, no se podría en rigor admitir como modernos
estados-nación plenamente
constituídos y afirmados a los estados/sociedades del área llamada "andina" o
de Brasil, por ejemplo, a menos
que se admita como nacionales sociedades y estados explícitamente fundados
en la colonialidad de las relaciones
de poder. Uruguay y Chile avanzaron algo más en la constitución
de modernos estados-nación, pero a costa del
exterminio genocida de las poblaciones aborígenes. Y por lo tanto con
límites insalvables, a menos que ocurra
una descolonización radical de las relaciones con las poblaciones que
descienden de los aborígenes
sobrevivientes y que, como todo el mundo sabe, ya están en movimiento,
en ambos países.
En México, una revolución social, entre 1910 y 1930, inició ese
proceso de descolonización de las
relaciones de poder, pero sus tendencias radicales fueron temprano derrotadas
y el proceso no pudo ser todo lo
profundo y global que permitiera la plena afirmación de una sociedad y
de un estado democráticos y nacionales.
Esa derrota no tardó en producir sus consecuencias, perceptibles en el
estrangulamiento creciente de la
descolonización de la sociedad y en las tendencias actuales que se orientan
a la reconstitución de la asociación
entre el capitalismo y la colonialidad del poder. Con todo, se trata del único
lugar de América Latina, donde la
sociedad y el estado avanzaron durante un período importante, en el proceso
de descolonización del poder, de
democratización/nacionalización. En los demás países,
las revoluciones que se orientaban hacia el mismo
horizonte entre 1925 y 1935, fueron derrotadas sin excepción. Y desde
entonces, los procesos han sido en todas
partes, erráticos, parciales y finalmente, precarios. Las guerras civiles
centroamericanas, desde los 50s. hasta
hace poco, que obviamente expresaron los mismos conflictos e intereses, mostraron
la ilegitimidad y la
conflictividad inevitables de la colonialidad del poder en esos como en todos
los demás países, pero las fuerzas
sociales descolonizadoras fueron derrotadas.
En términos realistas, sólo en los países del "centro",
primero, y en aquellos donde fueron posibles
profundas revoluciones sociales triunfantes, como en China, o donde las guerras
y las derrotas hicieron posibles
procesos relativamente importantes de democratización social, como en
Japón, Corea del Sur, Taiwán, Australia,
Nueva Zelanda, se puede verificar el desarrollo de procesos de estado-nación,
aunque con diversos grados de
afirmación y de maduración en la dirección de estados-nación
modernos. China, por ejemplo, es hoy un estado
central fortalecido después de 1949. Lo que no es del todo seguro es que
haya llegado ya a ser una sociedad
totalmente nacional, ya que existe en el mismo espacio de un imperio colonial,
y ciertamente no ha dejado de ser
un despotismo burocrático.
Notablemente, no es en aquellos países y especialmente en los del "centro" (Estados
Unidos, Europa
Occidental, Japón) donde se puede observar la erosión o declinación
de la institucionalidad del moderno estadonación.
El proceso iniciado de unificación política de los países
de Europa Occidental, no tiene el significado de
una erosión del estado-nación moderno, sino de la constitución
de un nuevo y más amplio espacio de
dominación para su vigencia. ¿O hay quien sugiera que es el tamaño
del espacio de dominación el factor que
decide por el carácter del estado ?. ¿O que la Unión Europea
tendrá de nuevo un estado absolutista o despótico
sólo por la ampliación del espacio de dominación ?.
Es solamente en todos los países en los cuales no fue posible culminar
o afirmar los procesos de
democratización/ nacionalización de sociedades y estados, o procesos
de formación de modernos estados-nación,
donde se puede observar procesos de erosión de lo que había logrado
avanzarse en esa dirección.
Se trata aquí de procesos de des-democratización de la sociedad
y del estado y en esa medida de desnacionalización
de ambos, como parte de una tendencia mundial de re-concentración del
control mundial de las
instituciones de autoridad pública, es decir, del estado en primer término,
y de la gradual constitución de una
trama mundial de instituciones, estatales y privadas, de autoridad pública,
que parecieran operar como un
gobierno mundial, invisible, pero real.
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LA GLOBALIZACION CAPITALISTA:
UNA CONTRARREVOLUCION GLOBAL
Pocas veces en la historia del período
de la modernidad podría
ser observado un grado tan notable de reconcentración
del control del poder, específicamente en el ámbito
del trabajo y de la autoridad pública.
Semejante extremo es casi equiparable a lo que ocurrió con
el colonialismo europeo entre los siglos XVI y
XIX 31.
Podría ubicarse el curso de este proceso entre mediados de
la década de los 70s., cuando estalla la crisis
mundial del capitalismo. Y su momento de aceleración desde
fines de la década de los 80s, a partir de la famosa"caída
del muro de Berlín" en 1989. Y muy
notablemente, implica un cambio verdaderamente dramático
respecto del período inmediatamente anterior, a su vez ubicable,
grosso modo, entre el fin de la Segunda Guerra
Mundial y mediados de los 70s.
Si se compara ambos períodos, se puede comenzar a percibir
el decisivo significado histórico de este
drástico cambio. Brevemente, ya que se trata de una historia
conocida, me restringiré aquí solamente a
mencionar las líneas y hechos más saltantes del período
entre 1945 y 1973:
1) La descolonización
política del Sudeste Asiático
(India, Indonesia, Indochina, Ceilán, etc.), del Oeste
Asiático (China, Corea), de la mayor parte de África
y del Medio Oriente, así como de las Antillas y de
Australia, Nueva Zelanda.
2) El triunfo
de revoluciones sociales profundas, en China, en Vietnam, en Bolivia,
en Cuba, y la extensión de
movimientos revolucionarios de orientación "socialista" y
de "liberación nacional", incluídos los"socialismos
africanos". Implicaron en algunos casos, la
derrota militar de los Estados hegemónicos, como
en Corea, Vietnam, Argelia. Y la caída de regímenes
autoritarios y colonialistas como el del Portugal.
3) La extensión de regímenes
de Welfare State en Europa y en Estados Unidos.
4) Los
movimientos y regímenes en América Latina de
tendencia nacional-democrática, que producían
reformas sociales y políticas orientadas a la democratización
de las relaciones sociales y políticas,
incluyendo la estatización de los recursos de producción:
peronismo, velasquismo, allendismo.
5) El desarrollo
de movimientos sociales radicalmente democráticos,
anticapitalistas, antiautoritarios y
antiburocráticos, en Europa, Estados Unidos y en algunas zonas
de Asia y América Latina, que produjeron
en la segunda mitad de los 60s, sobre todo, oleadas revolucionarias
en Francia, Alemania, Estados Unidos,
China, México.
6) La extensión
de movimientos sociales de democratización
radical, fraseada como "liberación" en las
relaciones sexuales, en las relaciones de género, en las relaciones "raciales" y "étnicas",
en las relaciones de
edad.
7) El comienzo
de la crítica sistemática
del eurocentrismo como perspectiva de conocimiento, sobre todo en
América Latina al comienzo, pero pronto en Europa, en Asia,
en África.
Todos esos procesos implicaron: a) una amplia des-concentración
del control de la autoridad pública,
arrebatando ese control al colonialismo europeo y al imperialismo
europeo y estadounidense; b) una relativa,
pero importante, redistribución
del control del trabajo entre
grupos de capitalistas imperialistas y locales; c) una
también relativa, pero igualmente importante redistribución
de beneficios e ingresos, sea por medio de
los mecanismos del Welfare State en los países del "centro" o
por medio de la extensión de empleo y servicios
públicos (en especial, educación, salud, y seguridad
social públicas, en América Latina, India, etc.; d)
en medida
mucho menor, una relativa redistribución
del control de recursos de trabajo, sobre todo por medio
de "reformas
agrarias" en diversos países, Japón, Corea del
Sur, América Latina; e) last but not least, la extensión
de la crítica
anticapitalista y de movimientos políticos anticapitalistas,
y de otros que radicalizaban las luchas
antimperialistas, de modo de producir una virtual amenaza para el
patrón mundial de poder en su conjunto.
Todos esos procesos, movimientos y conflictos, produjeron un escenario
inequívocamente
revolucionario en su conjunto, en la medida en que, aunque de modos
y medidas desiguales según regiones o
problemas, era el patrón de poder mundial, como tal, sea en
sus regímenes de explotación o de dominación,
o en
ambas dimensiones, el que estaba en cuestión y en algún
momento, como al final de los 60s., en efectivo riesgo.
Fue la derrota de todo ese contexto, por la combinación de
medidas de re-concentración del control
sobre el trabajo, que se produjo durante la crisis mundial del capitalismo,
y de la derrota de los movimientos que
algunos llaman "antisistémicos", primero por una
alianza entre los regímenes rivales dentro del sistema, y
de la
derrota y desintegración posterior de los regímenes
rivales más influyentes (la ex Unión Soviética,
el "campo
socialista" europeo), lo que ha permitido a los estado-nación
más poderosos del patrón mundial de poder, la
rápida y relativamente fácil, sin resistencia apreciable
hasta ahora, re-concentración del control de la
autoridad pública, en muchos casos, una clara re-privatización
del estado, como en el caso peruano mediante el
régimen fujimorista. |
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¿ QUE ES ESTO DE LA "GLOBALIZACION" ?
Todo lo anterior faculta llegar
a ciertas proposiciones necesarias: 1) la "globalización" consiste,
ante
todo, en una re-concentración de la autoridad pública
mundial, en rigor una re-privatización del control de la
autoridad colectiva, sobre cuya base se impulsa la profundización
y la aceleración de las tendencias básicas del
capitalismo; 2) se trata, así, de una reconfiguración
del sistema de dominación política, asociada a las
más
recientes tendencias de la explotación o control capitalista
del trabajo; 3) la correspondiente expresión
institucional en el "centro" es, de un lado, la configuración
de un Bloque Imperial Mundial, integrado por los
estados-nación que ya eran mundialmente hegemónicos,
bajo el predominio del principal de ellos, el de Estados
Unidos; del otro lado, el bloque de corporaciones mundiales de capital
financiero; 4) El Bloque Imperial
Mundial está tramado estructuralmente con las instituciones
de control y de administración del capital
financiero mundial, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco
Mundial, el Club de París, y de control y administración
de la violencia mundial como el Tratado del Atlántico Norte
o el Sistema Interamericano de
Defensa Regional; 5) El conjunto de esa trama institucional, estatal
y paraestatal, tiende a operar como un
gobierno mundial invisible; 6) en la "periferia", la expresión
institucional más destacada del proceso es la desnacionalización
y des-democratización de los estados de tendencia nacional y,
en ese específico sentido, se trata
de una continua erosión de las tendencias de moderno estado-nación
en las áreas no-centrales del capitalismo;
7) en la medida en que el conjunto de tales procesos es el resultado
de la derrota mundial de los regímenes,
organizaciones y movimientos rivales o antagónicos al patrón
de poder capitalista mundial colonial/moderno y
eurocentrado, la actual “globalización” de este
patrón de poder tiene el carácter de un proceso
contrarrevolucionario a escala global.
Ese carácter básicamente político de la llamada "globalización" da
cuenta de que no se trata, como en su
imagen mítica, de una suerte de fenómeno "natural",
inevitable e inescapable en consecuencia. Por el contrario
se trata del resultado de un vasto y prolongado conflicto por el control
del poder, del cual salieron victoriosas las
fuerzas que representan la colonialidad y el capitalismo. Y, en consecuencia,
la "globalización" es una inevitable
arena de conflictos tanto entre los vencedores y vencidos, como entre
los propios vencedores, susceptible
entonces de otros resultados.
Sólo al pasar, por esta vez, es pertinente señalar que
la re-concentración del control sobre el trabajo y
sobre la autoridad pública, no han implicado una pareja re-concentración
del control global sobre todas las otrasáreas del poder, especialmente
en las relaciones intersubjetivas de dominación social, la de "raza",
la de "género"
y en el modo de producir conocimiento. La colonialidad del poder, la
familia burguesa y el eurocentrismo siguen
siendo, sin duda, mundialmente hegemónicos. Pero en esas dimensiones
del actual patrón de poder y en sus
respectivas instituciones, hasta hoy la crisis no se ha hecho sino
más profunda y más explícita. |
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¿ DE LA PERSPECTIVA NACIONAL A LA
GLOBAL ?
Algo hay también en este
campo que, si no es exactamente nuevo, de todos modos es probablemente
novedoso para muchos no estudiosos del asunto. Se trata del cambio
de perspectiva implicada en la idea y en la
imagen vinculadas al término "globalización".
Después de mucho tiempo ahora es posible, inclusive es casi
un
consenso común, confrontar el poder y en primer término
el capitalismo, en su verdadera y permanente escala:
global.
No sólo Marx, en verdad, sino virtualmente todos los que después
de él debatían estas cuestiones, hasta
antes de la Primera Guerra Mundial tenían en mente la idea
de capitalismo mundial. Pero desde entonces hasta
después de la crisis mundial iniciada a mediados de los 70s.,
la perspectiva global del capitalismo como patrón
mundial de control del trabajo fue arrumbada a favor de la perspectiva
llamada nacional, esto es, referida al
estado-nación.
Ese desplazamiento de perspectiva implicó, necesariamente,
también un desplazamiento de
problemática, o, en otros términos, de las principales
preguntas significativas que era pertinente hacerle a la
experiencia (o a la "realidad") y de la significación
atribuible a las observaciones, a los descubrimientos o a las
verificaciones.
Dichos desplazamientos de perspectiva y de problemática ocurrieron
bajo la impronta hegemónica del
eurocentrismo como perspectiva básica de conocimiento. La
referencia privilegiada al estado-nación a la europea
no tendría sentido de otro modo, ya que no había llegado,
ni lo ha hecho hasta hoy, a ser la real estructura de
autoridad pública de la "periferia".
Esos desplazamientos afectaron, aunque en modos y medidas diferentes,
a todas las vertientes del
debate. Esto es, no solamente a los defensores del capitalismo y
de sus formas asociadas de poder, sino también
a quienes ejercían o intentaban ejercer su crítica
teórica y política. Mientras que para aquellos se facilitaba
la
defensa teórica de su sistema, para los últimos el
resultado fue teórica y políticamente desastroso. En
primer
lugar, se perpetuó la ahistórica visión dualista/evolucionista
entre los llamados pre-capital y capital. En segundo
lugar, se perdió de vista el carácter global de las
relaciones fundamentales entre los procesos de dominación
y de
explotación, de los procesos de clasificación social
y de sus relaciones con los espacios particulares de
dominación llamados, con razón o sin ella, nacionales.
En esas condiciones no era posible reconocer, puesto que no se las
podía ver, las tendencias del
capitalismo que ahora están a la vista de todos y que por
eso, principalmente, se presumen nuevas. En especial,
la polarización social global de la población mundial
entre una minoría rica y una inmensa mayoría
continuamente empobrecida, la constante concentración de capital,
la continua revolución de los medios de
producción, y la tendencia al agotamiento del interés
y de la necesidad de convertir la fuerza de trabajo en
mercancía.
Esa perspectiva no solamente tomaba a un estado-nación, real
o supuesto, como unidad de estudio sino
como perspectiva teórica y metodológica para indagar
las tendencias y procesos generales del capitalismo. Esa
perspectiva de conocimiento no podía ser sino reduccionista.
Y, desde luego, desde ella no era en absoluto difícil
demostrar que en los estados-nación modernos, de los países
del "centro", las tendencias globales que ahora son
patentes para todo el mundo, no tenían lugar, o no eran aún
tan visibles como hoy. Que por lo tanto, las
dificultades del desarrollo capitalista en los demás países
eran una cuestión de "modernización", esto
es, en sus
términos, de ponerse en la misma ruta que los más "avanzados".
O de tiempo y acierto en las medidas de política
económica, para aquellos que ya hubieran ingresado en ese
derrotero. En todo caso, era un problema "nacional"
y debía resolverse por medio del Estado-Nación. Es
decir, no era un problema del poder mundial, ni del
capitalismo mundial. |
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COLONIALIDAD Y ESTADO-NACIÓN
EN
AMÉRICA LATINA
El nacionalismo latinoamericano
fue concebido y actuado desde una perspectiva eurocéntrica
de estadonación
y nacionalismo, como una lealtad a una identidad establecida o asumida
por los beneficiarios de la
colonialidad del poder, al margen y no pocas veces en contra de los
intereses de los explotados/dominados
colonial y capitalistamente. Por eso el liberalismo latinoamericano
se empantanó en la quimera de una
modernidad sin revolución social. El "materialismo histórico" naufragó en
otro pantano, de naturaleza
igualmente eurocéntrica: la idea de que los dominadores de
estos países eran y son, por definición, "burguesías
nacionales y progresistas". De ese modo se confundió a
las víctimas y se desviaron sus luchas por la
democratización/nacionalización de sus sociedades,
donde la descolonización social, material e intersubjetiva,
es
la condición sine qua non de todo posible proceso de democratización
y de nacionalización.
La descolonización es el piso necesario de toda revolución
social profunda. Inclusive para un enérgico
desarrollo del capitalismo en estos países se requeriría
de esa revolución/descolonización, como lo demuestra
el
destino de esta región en la economía mundial y los
inútiles e inconducentes proyectos y discursos actuales de"integración" de
mercados, sea en el Pacto Andino o en el Mercosur 32.
Mientras esas condiciones no sean removidas, la soberanía
nacional no puede consistir en la defensa de
los intereses de los dueños del estado de una sociedad colonial
y del control del trabajo, de sus recursos y de sus
productos, antes socios menores de los intereses imperiales, hoy
apenas sus agentes administradores en el
espacio de dominación llamado nacional. Eso es antagónico
de los intereses de la inmensa mayoría de los
trabajadores. El fujimorismo es la más acabada expresión
de esa perversa experiencia 33.
En las condiciones de la "globalización" contrarrevolucionaria
del mundo, el desarrollo de estadosnación
a la europea es un camino ciego. Y el discurso de que somos sociedades
multiétnicas, multiculturales,
etc., no implica, no podrá implicar, la real descolonización
de la sociedad, ni del estado, y en varios casos, de los
cuales el Fujimorismo en el Perú es la ilustración
par excellence, sirve para escamotear las presiones para la
relegitimación del racismo/etnicismo y desvirtuar las luchas
sociales en contra de esas formas de dominación 34.
Para los países donde la colonialidad del poder es el fundamento
real de las relaciones de poder, la
ciudadanización, la democratización, la nacionalización,
no pueden ser reales sino de modo precario en el
modelo eurocéntrico de estado-nación. Los pueblos latinoamericanos
tendremos que encontrar otra vía
alternativa. La comunidad y la asociación de comunidades como
la estructura institucional de autoridad pública,
local y regional, asoman ya en el horizonte, con el potencial de
llegar a ser no sólo el marco institucional más
apto para la democracia de las relaciones cotidianas entre las gentes,
sino estructuras institucionalizadas más
eficaces y más fuertes que el Estado, para el debate, la decisión,
la planificación, la ejecución y la defensa de los
intereses, necesidades y trabajos y obras de vasto aliento de la
población del mundo. |
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LA CUESTION DE LA DEMOCRACIA
Lo que el término democracia
mienta en el mundo actual, en el patrón mundial de poder
colonial/moderno/capitalista/eurocéntrico, es un fenómeno
concreto y específico: un sistema
de negociación
institucionalizada de los límites, de las condiciones y de
las modalidades de explotación y de dominación, cuya
figura institucional emblemática es la ciudadanía y
cuyo marco institucional es el moderno estado-nación 35.
La piedra de toque de ese sistema es la idea de la igualdad jurídica
y política de los desiguales en las
demás áreas de la existencia social. No es difícil
percibir lo que en ella está históricamente implicado,
la
confluencia y la trama entre tres procesos: a) la secularización
burguesa y su expresión en la nueva racionalidad
eurocéntrica; b) las luchas entre el nuevo patrón de
poder y el "antiguo orden" por la distribución del
control de
la autoridad colectiva; c) las luchas por la distribución
del control del trabajo, de sus recursos y de sus productos,
en el período del capital competitivo sobre todo entre los
propios grupos burgueses, y desde el ingreso en el
período monopólico, sobre todo entre el capital y el
trabajo.
Fuera de esa confluencia histórica no se podría explicar,
ni entender, la instalación de la idea de la
igualdad social, de la libertad individual y de la solidaridad social,
como cuestiones centrales de las relaciones
sociales, como expresión de la racionalidad en el período
de la modernidad. La des-sacralización de la autoridad
en la configuración de la subjetividad, de modo que el foro
interno individual fuera autónomo, es parte de la
secularización de la subjetividad, del nuevo modo de la subjetificación
de las gentes y es el fundamento de la
libertad individual. Pero de otro lado, las necesidades del mercado
capitalista, así como las luchas por el control
del trabajo, de sus recursos y de sus productos empujaban a reconocer
la igualdad social y la solidaridad de todos
sus participantes. Esa confluencia de la ideas de igualdad social,
de libertad individual y de solidaridad social,
están en la base misma de la admisión de que en la
sociedad todos tienen por igual la posibilidad de participar en
el control del trabajo, así como en el control de la autoridad
colectiva, que de esa manera se hacía, por primera
vez, pública. La democracia se establecía, de ese modo,
como la cifra y compendio de la modernidad.
Dos elementos condicionaron, sin embargo, de modo decisivo esos procesos.
En primer término, el
nuevo patrón de poder tenía carácter moderno,
pero capitalista. Por lo tanto, no sólo la racionalidad y
la
modernidad, sino también la desigualdad social, la explotación
y la dominación le son constitutivas. El mercado,
en consecuencia, operaba como piso de la igualdad, pero al mismo
tiempo como su techo, es decir, como su
límite. Esto es, el mercado pone en situación formal
de igualdad agentes de desiguales condiciones sociales.
De
la misma manera, el foro individual no podía tener la misma
ilimitada autonomía para todos los individuos en
cualquiera de las áreas de existencia social donde el poder
estaba comprometido: el sexo, sus recursos y sus
productos, en primer lugar. Así, las mujeres no obtuvieron
entonces ese foro propio, no podrían participar en elámbito
de lo público, sino sólo en lo privado,
en el cual fueron recluidos la familia, la actividad sexual y sus
productos, el placer y la prole. Lo mismo el trabajo, sus recursos
y sus productos, en segundo lugar. Los que
habían sido o serían totalmente vencidos en la lucha
por el control respectivo y que no disponían por lo tanto
sino de su propia fuerza de trabajo para participar en el mercado,
no podrían tampoco ser iguales sino en los
límites del mercado, ni individualmente libres más
allá de su subalternidad.
De todos modos, las relaciones sociales desde entonces tendrían
un carácter nuevo: su intersubjetividad
marcada por el dominio de esa nueva racionalidad y su materialidad
marcada por el mercado capitalista. En
adelante, por lo tanto, el conflicto social consistiría, ante
todo, en la lucha por la materialización de la idea de
igualdad social, de la libertad individual y de la solidaridad social.
La primera pone en cuestión la explotación.
Las otras, la dominación. La democracia se constituía,
así, en el área central del conflicto de interés
dentro del
nuevo patrón de poder. El entero proceso histórico
de este específico patrón de poder ha consistido en
el
continuado despliegue de esa contradicción: de un lado, los
intereses sociales que pugnan, todo el tiempo, por la
continuada materialización y universalización de la
igualdad social, de la libertad individual y de la solidaridad
social. De otro lado, los intereses que pugnan por limitarlas y,
en cuanto fuese posible, reducirlas o mejor
cancelarlas, excepto para los dominantes. El
resultado hasta aquí ha
sido la institucionalización de la
negociación de los límites y de las modalidades de
dominación, y la ciudadanía es su expresión
precisa. De los
límites de la ciudadanía, depende la negociación
de los límites y de las modalidades de la explotación.
El
universo institucional que de esas negociaciones ha resultado es
el llamado Moderno Estado-Nación. Eso es lo
que, en el actual patrón de poder, se conoce como democracia.
En segundo término, el nuevo patrón de poder era
colonial/eurocéntrico.
Es decir, estaba fundado en la
colonialidad de la clasificación racial como clasificación
social básica y universal y, por esa específica
determinación, era eurocentrado. De esos rasgos se originó el
hecho de que, durante casi dos siglos, desde fines
del XVIII a mediados del XX, esa contradicción específica
fundante de la democracia no pudiera establecerse
plenamente sino en Europa Occidental. Primero, porque en esos países
no estaba directamente presente la
colonialidad de la clasificación social, gracias, precisamente,
a la colonialidad impuesta entre los “europeos” y
los demás miembros de la especie. Segundo, porque en ellos
había sido concentrada la mercantización de la
fuerza de trabajo, de modo que el capital era la relación
social universal. Tercero, porque en ellos había sido
erradicada la modalidad señorial de dominación. En
cambio, en los demás lugares del planeta, conforme se fue
expandiendo el colonialismo europeo, la colonialidad fue impuesta
como la clasificación básica; debido a eso la
forma dominante de explotación tendía a la exclusión
del salario hasta fines del siglo XIX, y las formas de
control de la autoridad tenían carácter estatal/colonial/señorial.
En todo caso, la plena institucionalización de la negociación
de los límites y de las modalidades de
dominación y de explotación aparece consolidada en
las sociedades “europeas” (Europa Occidental, Estados
Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda) aunque bajo la "globalización" comienza
a estar a la defensiva. Y
fue lograda de manera tardía y con claras limitaciones en
aquellas que no fueron el resultado del colonialismo
europeo y de la colonialidad del poder, como Japón, Taiwán,
Corea del Sur. En todos los demás es todavía una
trayectoria por recorrer, en la mayoría de los casos, o
por culminar como, en particular, en América Latina. |
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GLOBALIZACION Y DEMOCRACIA
Circula profusamente en el debate
político actual, la idea
de que la democracia está en pleno curso de
afirmación en todo el mundo. Esa idea se refiere al hecho
de que la mayoría de los gobiernos actuales en el
mundo son resultados de elecciones. El voto, en consecuencia, es
asumido como la exclusiva institución
definitoria de la democracia 36.
Esa idea de democracia es una expresión del creciente carácter
tecnocrático de la racionalidad burguesa
y eurocéntrica y escamotea dos problemas. Primero, que el
gobierno de todos los estados, y en especial el de
aquellos no-nacionales o no plenamente nacionales, es ejercido cada
vez más por tecnoburocracias no elegidas y
por completo al margen de la voluntad de los votantes o, peor, en
contra de ella 37. Esa patente tendencia
es
encubierta, sin embargo, en un grosero contrabando intelectual, un
argumento que a despecho de ser casi
ridículamente absurdo ha terminado siendo impuesto como un
virtual sentido común: el gobierno de los asuntos
económicos, sobre todo, y en general los asuntos del gobierno
del estado, no son problemas políticos, sino
técnicos !. Segundo, que esa relación entre políticas
estatales y votos, no podría ser explicada por separado de
la"globalización", esto es, del actual proceso de
re-concentración del control de la autoridad pública,
que reduce o
busca reducir toda participación política de los ciudadanos
que no sea la del voto, para hacer posible la actuación
local, no siempre muy oculta, de una suerte de gobierno mundial tecnocrático
o "transgovernance".
Con toda la vital importancia que tiene, sin la presencia de condiciones
democráticas en las relaciones
sociales básicas, el voto no sólo puede ser objeto
de fraude, manipulado, escamoteado, sino que inclusive si es
ejercido con plena legalidad, ya no puede asegurar a los votantes
el control de las instituciones de autoridad
pública.
No puede ser admitido, en tales condiciones, que la democracia esté,
precisamente, en curso de
expansión mundial y de afirmación. Todo lo contrario.
El capital financiero y la acumulación especulativa
desenfrenada han pasado a tener el dominio de capitalismo mundial,
del conjunto de la estructura mundial de
acumulación. Y lo ejercen usando todos los recursos tecnológicos
más avanzados y poniendo al servicio de sus
propias finalidades e intereses la racionalidad y la producción
del conocimiento. Esa es una tendencia estructural
actual del poder colonial/capitalista en el mundo. Su desarrollo
requiere que los espacios democráticos en la
sociedad sean reducidos, porque dichos espacios implican, necesariamente,
una distribución igualmente
democrática del acceso y del control del trabajo, de recursos
y de productos, del sexo, de sus recursos y de sus
productos, de la subjetividad y en primer lugar del conocimiento.
Para todo eso, es indispensable la distribución
democrática del control de la autoridad pública, esto
es, del estado. El moderno estado-nación se constituye,
tendencialmente, de ese modo y sobre esas bases. Pero las necesidades
actuales de la acumulación especulativa,
requieren, también necesariamente, la reducción de
esos espacios y, donde sea posible, su eliminación o la
desvirtuación de sus instituciones, como la ciudadanía
y el voto.
El carácter capitalista del poder que se “globaliza” y
el dominio del capital especulativo dentro de la
etapa actual del capitalismo, son contrarios a la democratización
de la sociedad y en esa medida de su
nacionalización, ya que todo estado-nación moderno
es nacional sólo en tanto y en cuanto es representación
de
una sociedad democrática.. Esta específica "globalización" va
des-ocultando cada vez más que va en contra de
los procesos de nacionalización/democratización en
todas las sociedades y estados, más inmediata y
drásticamente en contra de la afirmación de estados-nación
de la “periferia" y en particular donde la colonialidad
del poder preside las relaciones sociales, como en los países
latinoamericanos.
Por otra parte, no obstante toda su reconocida capacidad distorsionante,
la racionalidad eurocéntrica
pudo ser llevada a admitir la crítica y el debate de sus elementos
distorsionantes, y más recientemente de su
colonialidad. En esa medida y en esas condiciones fue uno de los
fundamentos centrales de la legitimación
mundial de las ideas de igualdad social, de libertad individual,
y de solidaridad social, lo que legitimó las luchas
de los explotados, de los dominados, de los discriminados, no sólo
contra sus opresores, no sólo para cambiar de
lugar en el poder, sino también contra la opresión,
contra el poder, contra todo poder. Pero desde la crisis
mundial de mediados de los años 70s del siglo XX, las necesidades
y los intereses de la explotación presionan
contra esa racionalidad.
Las predatorias tendencias del capitalismo actual y la reconcentración
del control mundial del poder con
el Bloque Imperial mundial, abren sitio a los fundamentalismos, a
todos los prejuicios y mitos sobre los que se
funda la sacralización de las jerarquías sociales;
presionan en dirección del uso exclusivamente tecnocrático
del
conocimiento, de la ciencia, de la tecnología, con el propósito
explícito y excluyente de fortalecer la explotación,
la dominación, incluyendo ahora la intervención tecnológica
en la biología humana para perpetuar la
discriminación racista/etnicista, en servicio de los privilegios
impuestos, a través del colonialismo y del
imperialismo, contra la inmensa mayoría de la especie.
Está activa mundialmente una presión hacia la des-modernización
de la vida de las gentes, no en el
sentido de la crítica y eliminación del carácter
colonial de la versión eurocéntrica de la modernidad,
sino por la
relegitimación de las más opresivas formas de poder.
El poder ha sido casi eliminado como cuestión de
investigación, de debate y en particular de crítica,
excepto en un sentido tecnocrático y administrativo. De ese
modo se legitima una postura cínica como orientación
de la conducta cotidiana, ya que el poder como elemento
de las relaciones sociales, de todas las relaciones sociales, no
puede ser excluido en realidad 38. El
capital
financiero presiona hacia la radical mercantización de todo
conocimiento y el Bloque Imperial Mundial procura
la militarización del control de la investigación científica
y de la tecnología 39. El capitalismo especulativo que
signa esta etapa de la “globalización” exacerba
todas y cada una de esas tendencias.
En ese específico
sentido, la "globalización" implica
riesgos más profundos y decisivos que en
momento alguno de la historia de los últimos 200 años.
Esta vez no se trata solamente de tendencias de
autoritarismo, como el nazismo, el fascismo, el estalinismo, emergiendo
a contrapelo de más fuertes tendencias
democráticas que formaban, aún, parte del contexto
histórico de la modernidad y que involucraban no solamente
a los explotados y dominados, sino también a una parte importante
de la burguesía mundial, puesto que las
tendencias del capitalismo no habían podido llegar a sus extremos
actuales por la resistencia mundial, por los
conflictos entre poderes rivales, por las luchas mundiales contra
el actual patrón de poder. Pero estas luchas
fueron derrotadas y los conflictos y rivalidades por la hegemonía
mundial han sido controlados y han dado paso
al Bloque Imperial Mundial. Por todo eso, ahora se trata, desafortunadamente,
de tendencias que parecen
configurarse en el piso mismo de la sociedad y de la cultura de este
patrón de poder, en dirección a la formación
y reproducción de un nuevo sentido común universal
en el cual el poder, las jerarquías sociales, el control
desigual del trabajo y de sus recursos y productos, el control desigual
y concentrado de la autoridad y de la
violencia, el control represivo y mercantil del sexo, de la subjetividad
y del conocimiento, sean admitidos como
legítimos y, en especial, como naturales.
Los procesos últimos del capitalismo requieren la más
completa instrumentalización de la racionalidad
eurocéntrica. De ese modo llevan a la re-legitimación
de la desigualdad implicada en la extrema polarización
social en curso, a la reducción de los márgenes democráticos
de acceso al control del trabajo, de sus recursos y
productos, así como de los márgenes de acceso al control
de la generación y manejo de las instituciones de
autoridad pública y de sus recursos, en particular de la violencia.
En tanto el capitalismo sea uno de los términos básicos
del eje central del patrón actual de poder
mundial, con procesos que necesariamente irán agudizando sus
actuales necesidades o intereses, sus necesidades
de dominación, principalmente política y cultural,
serán empujadas en la misma dirección. Los esfuerzos
políticos y tecnológicos del "transgobierno" mundial
para concentrar todo el control de la comunicación y de la
información, exactamente aquello que fascina a sus intelectuales
y propagandistas como señal de "integración"
mundial, del achicamiento del mundo, están en ese camino. |
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LAS PERSPECTIVAS: CONFLICTIVIDAD Y VIOLENCIA
En la imagen mítica de
la “globalización” que
difunden los publicistas del capitalismo y del Bloque
Imperial Mundial, estaríamos inmersos en un proceso que escapa
a las intenciones y a las decisiones de las
gentes. Se trataría, pues, de un fenómeno natural,
frente al cual toda intervención intencional sería,
es, inútil. La
imagen que circula en todas partes es que enfrentarse a la “globalización” es
como si un individuo pretendiera
detener un tren parándose delante de él. Y como se
trata de una integración económica, política
y cultural del
mundo, habría que admitir que se trata de una totalidad sistémica
de la cual no hay como escapar o defenderse.
Sin embargo, la indagación precedente hace pertinente observar,
primero, que no hay tal cosa como la
globalización, pues no hay modo de que algún patrón
de poder pueda ser del todo homogéneo, sistémico,
mecánico u orgánico, y en general ninguna totalidad
histórica. La heterogeneidad histórico-estructural
de todo
patrón de poder, implica que los ámbitos de existencia
social y las respectivas formas de control articuladas en él
no pueden tener ritmos sistémica u orgánicamente correspondientes.
Lo que ocurre entre la “economía”, la“política” y
la “cultura”, o, desde
otra perspectiva, entre el trabajo, el sexo, la subjetividad y la
autoridad
colectiva, es una relación discontinua, histórica y
estructuralmente, y del mismo modo en cada una de dichasáreas.
Así es factible verificar hoy si se observa
las brechas y contradicciones actuales dentro de la “economía”,
en especial entre la “burbuja” especulativa y la producción
de nuevo valor material. O en la “política” en
las
relaciones entre el Bloque Imperial Mundial y los procesos vinculados
a la lucha actual por espacios autónomos
para identidades nacionales, étnicas, etc. Y, obviamente,
entre tales “economía” y “política”,
o entre la crisis de
la racionalidad eurocéntrica y las tendencias hacia una re-colonización
de la intersubjetividad, o, en fin, entre la
crisis de los patrones de clasificación social y las tendencias
hacia una re-clasificación de la población mundial
a
escala global. Esas razones han llevado a algunos estudiosos a proponer
pensar más bien en términos de“globalizaciones” en
cada área y en diversos períodos 40.
En segundo lugar, el carácter básicamente político
de lo que se llama “globalización”, tal como ha
quedado mostrado, en especial respecto de la secuencia entre un período
de cambios y riesgos revolucionarios,
cuya derrota permite imponer el Bloque Imperial Mundial, despeja
la curiosa idea de que se trata de una suerte
de fenómeno natural y no un avatar de las disputas de poder
y en consecuencia sujeto, sin duda, a las intenciones
y a las decisiones de las gentes, cualquiera que sean los plazos
del conflicto y de sus resultados.
En tercer lugar, la estructura de poder que se procesa en la “globalización”,
tanto en las relaciones de
explotación, como en las de dominación, muestra como
uno de sus problemas inherentes una extremada
conflictividad: entre capital y un universo de trabajo más
heterogéneo y menos controlable en consecuencia;
entre el capital financiero y una masa de trabajadores entrampados
entre la falta de empleo asalariado e ingresos,
y la inescapable necesidad de sobrevivir en el mercado; entre ricos
cada vez más ricos y pobres cada vez más
numerosos y cada vez más pobres; entre el Bloque Imperial
Mundial y los estados locales y sus tendencias
nacionales y regionales; entre los estados que pugnan por hegemonías
regionales; entre las
luchas por la reducción o simple extinción de la democracia
y las que pugnan por su consolidación política y su
ampliación a la sociedad; en fin, entre las tendencias crecientes
de reduccionismo tecnocrático en el modo de
producir conocimiento y las tendencias mundiales hacia otra racionalidad
no-eurocéntrica 41.
La anterior no es, de modo alguno, una enumeración exhaustiva.
Pero pone al descubierto fuentes y
tendencias insanables de conflicto que comienzan a emerger a la superficie
y a transformarse en luchas activas.
Esa extrema conflictividad inherente al momento actual del patrón
de poder mundial, es también la señal de su
imposible estabilidad. Y esas condiciones no pueden significar sino
el potencial igualmente extremo de violencia
contenido en esta situación y que tiene expresiones cuya ferocidad
es patente para todos, en el Golfo Pérsico, en
el Cuerno de África, en Ruanda-Burundi-Congo, en los Balcanes,
en el Medio Oriente, en la ex Unión Soviética,
como en Chechenia ahora, o en América Latina en Colombia y
en todo el área andino-amazónica. Esa violencia,
muy probablemente, no está sino comenzando.
Y ni siquiera hemos aún tocado los posibles conflictos más
violentos que parecen estar preparándose en
el futuro entrevisible: las disputas entre el Bloque Imperial y China
(y eventualmente China-India-Rusia); dentro
del Bloque entre USA y la Unión Europea, de cada uno y de
ambos con Japón o con Rusia. Difícil admitir, frente
a esas perspectivas, las imágenes mistificadas que circulan
en el universo de comunicación y de información
bajo control del capital financiero global.
En suma, la “globalización” del patrón
de poder mundial, amenaza con llevar a sus extremos la
polarización social, la reconcentración de control
del poder mundial en manos de una pequeña minoría de
la
especie, con la re-colonización del mundo dentro de una estructura
imperial de dominio al servicio de las peores
formas de explotación y de dominación; amenaza con
la des-democratización, ergo la des-modernización de
las
relaciones sociales, materiales e intersubjetivas, con la extrema
tecnocratización del conocimiento. Pone al
descubierto, por primera vez de manera explícita, la vieja
amenaza eurocéntrica de una barbarie técnica. |
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LAS OPCIONES ALTERNATIVAS
Lo primero que requiere ser establecido con
toda claridad es que tales tendencias y perspectivas de
aumento de la explotación y de la dominación en el
mundo y debido a eso de permanente conflictividad y
extrema violencia, no tienen nada que ver con la integración
mundial del intercambio de bienes, de servicios, de
información y de transporte, con el achicamiento del mundo,
con el cambio de nuestras relaciones con el tiempo
y el espacio. Lo que está en cuestión no es, en consecuencia,
la integración del mundo, sino el carácter capitalista,
contrarrevolucionario y predador del poder mundial que se “globaliza”.
La integración democrática
del mundo es, por el contrario, uno de los más ilustres sueños
de la especie.
De lo que se trata, por lo tanto, no es tratar de detener la integración
del mundo, sino de permitir su más
completo desarrollo, de liberarla en cuanto sea posible de conflictividad
sistemática y de violencia extrema, de
modo que la diversidad de la especie deje de ser un argumento de
la desigualdad en la sociedad, que las
relaciones sociales entre las varias identidades entre la población
del planeta puedan ser entre gentes socialmente
iguales e individualmente libres.
En esta perspectiva, de lo que se trata es, en primer lugar, de liberar
el proceso de integración mundial
de las tendencias del capitalismo y del Bloque Imperial Mundial.
Eso implica, necesariamente, la redistribución
mundial del poder, esto es, del control del trabajo, de sus recursos
y de sus productos; del control del sexo, de
sus recursos y de sus productos; del control de la autoridad colectiva,
de sus recursos y de sus productos; del
control de la subjetividad y, ante todo, del modo de producción
del conocimiento. Tal redistribución significa el
regreso del control de cada uno de los ámbitos vitales de
la existencia social a la vida cotidiana de los hombres y
mujeres de esta tierra.
Es verdad que durante más de dos décadas, la desintegración
del “campo socialista” europeo, la derrota
mundial de los movimientos “antisistema”, el eclipse
del “materialismo histórico” como discurso legitimador
del“socialismo”, entre los principales elementos que
se desencadenaron junto con la crisis mundial desde mediados
de los 70s., permitieron la “globalización” de
la dominación imperialista. La derrota política fue
acompañada de
la desintegración social y política del mundo del trabajo
y de sus asociados. Originó la desmoralización y la
desocupación políticas, cuando no la abierta descomposición
de los derrotados. Produjo una profunda y mundial
crisis de identidad social, subalternizó de nuevo el discurso
social de los dominados y explotados, incluso
reconfiguró su patrón de memoria. Entre tanto el capital
financiero pudo llevar a cabo, casi sin resistencia, su
acción predatoria contra sociedades y estados dependientes
y contra la abrumadora mayoría de trabajadores. Ese
tiempo está, sin embargo, comenzando a terminar. La resistencia
está comenzando mundialmente. Para los
latinoamericanos basta mirar en torno, ya que las luchas sociales
han creado ya crisis e inestabilidad políticas en
toda América del Sur.
Todo tiempo de derrota de los explotados y dominados permite a los
que controlan el poder llevar a
cabo profundos cambios en las relaciones sociales de poder y muchos
de ellos profundos e irreversibles. Sería
inútil o, peor, derrotado de antemano, todo intento de lucha
por la simple restauración de lo que ha sido destruido
o cambiado. La nostalgia no tiene el mismo rostro, ni mira en la
misma dirección, que la esperanza. Pero, en
ausencia de una propuesta solvente y admitida de re-conocimiento
de la realidad y de sus opciones reales de
cambio en beneficio de las víctimas del poder, en períodos
semejantes las luchas de resistencia comienzan, casi
siempre, con la memoria de lo perdido, porque se trata de reconquistar
las pocas concesiones arrancadas a los
explotadores y dominadores.
Y lo que ha sido perdido en estos años es muy grande y muy
fuerte: empleo estable, ingresos adecuados,
libertades públicas, y en la mayoría de los países
del mundo, los espacios de participación democrática
en la
generación y gestión de la autoridad pública.
En otros términos, la explotación se ha hecho más
fuerte y la
dominación más directa. Las luchas de resistencia en
todo el mundo se dirigen, precisamente, a la reconquista de empleo,
de salarios, de espacios democráticos, de
participación en la gestión del estado. El problema,
no obstante, es que en las tendencias actuales del
capitalismo, no existen ya condiciones para la expansión del
empleo asalariado, sino por el contrario para su
continuada reducción 42.
Si eso es cierto, la fragmentación,
la dispersión, la heterogeneidad de identidades
sociales, étnicas y culturales de la población mundial
de los trabajadores, no hará sino aumentar. En esas
condiciones, la erosión de los espacios ganados en la democratización
y nacionalización de los estados locales de
la “periferia” tampoco es, probablemente, reversible
en la mayoría de los casos 43.
Las necesidades actuales del capital presionan hoy, incluso en los
países del “centro”, por la reducción
de los espacios democráticos de negociación de los
límites de la explotación y de la dominación
y por la
desvirtuación de sus propósitos, identificado la democracia
apenas con el voto. En la vasta “periferia”, la
colonialidad del poder bloqueó la plena democratización
y nacionalización de sociedades y estados y hoy las
presiones del Bloque Imperial Mundial reducen continuamente los espacios
ganados y en muchos casos han
logrado casi anularlos. Y sin el control de la autoridad pública
o sin siquiera una plena y consolidada
participación en su constitución y en su gestión,
los límites de la explotación y de la polarización
social actual no
pueden ser controlados.
La lucha por la democratización y nacionalización de
sociedades y estados es, sin duda, todavía una
tarea mundialmente importante en la defensa de los derechos conquistados
o de su reconquista. Pero es
indispensable admitir que ese es un camino limitado, si se mantiene
la perspectiva eurocéntrica de estado-nación
moderno. Y en todo caso, ahora es visible que en el más moderno,
democrático y nacional de los estados, la
democracia no ha dejado de ser, no podrá dejar de ser, más
que un espacio de negociación institucionalizada de
las condiciones, de los límites y de las modalidades de explotación
y de dominación.
De otro lado, dadas las tendencias de limitación creciente
a la mercantización de la fuerza de trabajo, de
creación y de ampliación del empleo asalariado, la
heterogeneización, la fragmentación, la dispersión,
la
multiplicación de intereses y identidades locales, conspiran
de modo creciente contra la organización y
movilización de los trabajadores en las formas establecidas
durante los siglos XIX y XX. Y en esas condiciones,
la lucha por el control del estado es un camino limitado y podría
ser, en fin de cuentas, ciego. Esto es, el control
más o menos democrático del estado, la ciudadanía
como igualdad jurídica de desiguales en el poder, no llevó,
no puede llevar, hacia una continua expansión de la igualdad
social, de la libertad individual y de la solidaridad
social, de la democracia en suma. Los espacios ganados están
ahora en cuestión en el "centro" y son erosionados
sin cesar en la "periferia". Y en las actuales condiciones
sociales y políticas y de probable o cierto desarrollo de
sus ya señaladas tendencias, las luchas de los dominados por
el control del estado podrían ser exitosas sólo de
modo excepcional y precario.
La prolongada experiencia ha demostrado, largamente también,
que es inútil tratar de imponerle a la
realidad nuestros deseos y aspiraciones por atractivos y plausibles
que pudieran ser o parecer. En lugar de eso, es
indispensable observar en el escenario actual del mundo las tendencias
y posibles tendencias que implicarían
otras formas de organización, de identificación de
los trabajadores y de organización de la sociedad.
En esa perspectiva, es demostrable hoy que son los propios procesos
del capitalismo y las tendencias de
dominación imperial las que están impulsando tendencias
alternativas. Así, de un lado, en el área del control
del
trabajo, de los recursos y de los productos, debido a las limitaciones
en la mercantización de la fuerza del trabajo
y de la correspondiente crisis en la producción de empleo
asalariado, están de regreso la esclavitud, la
servidumbre personal, la pequeña producción mercantil
independiente es más ubicua que nunca y es el corazón
de lo que se etiqueta como "economía informal".
En el área del control de la autoridad, la formación
del Bloque
Imperial Mundial y la erosión de los procesos locales de estado-nación
en la "periferia", están asociadas a la
reproducción de formas locales, pre-modernas, de autoritarismo,
de jerarquización de la sociedad y de limitación
a la individuación, como ocurre con las tendencias fundamentalistas
en todo el mundo. Empero, frente a ellas
también están en re-expansión la reciprocidad
en la organización del trabajo y la comunidad como estructura
de
autoridad pública.
Esas tendencias requieren ser estudiadas y debatidas en relación
con su potencial de ampliación y
consolidación de la igualdad social., de la libertad individual
y de la solidaridad social a escala global. Ya se
sabe que en la esclavitud o la servidumbre, todo resquicio de democracia
es nulo o sólo existe para los amos, una
reducida minoría. Lo que el salariado y el capital permiten
en términos de democracia, ya ha sido verificado
hasta el fondo, así como se verifican ahora sus crecientes
limitaciones y sus probables caminos ciegos en un
plazo no muy largo. En cambio la reciprocidad consiste, precisamente,
en el intercambio socializado del trabajo
y de la fuerza de trabajo, de sus recursos y de sus productos. Y
la comunidad como estructura de autoridad es,
sin duda, la forma de socialización o democratización
plena del control de la generación y de la gestión
de la
autoridad pública. Y ambas tendencias tienen lugar ahora en
el mundo urbano nuevo, en el producido como
escenario central de la sociedad y de la cultura del capitalismo
y de la modernidad, como relaciones libres entre
individuos libres 44.
La teoría
eurocéntrica sobre la democracia coloca los
arreglos de autoridad entre los señores esclavistas
de la polis ateniense del siglo V a.c., como el momento de origen
del linaje europeo occidental de la democracia,
y a la institucionalización de los arreglos de poder entre
el señorío feudal y la Corona en Inglaterra, en el
siglo
XIII, en la famosa Carta Magna y después en el Parlamento,
como el momento de reiniciación moderna de su
historia. No por casualidad, sino porque permite perpetuar el mito
del individuo aislado, concentrado en sí
mismo y contrapuesto a lo social, y del mito que lo funda y que
funda en realidad la versión eurocéntrica de la
modernidad, el mito del estado de naturaleza como momento inicial
de la trayectoria civilizatoria cuya
culminación es, por supuesto, "Occidente".
Esa teoría, sin embargo, bloquea la percepción de
otro linaje histórico de la democracia, sin duda más
universal y más profundo: la comunidad como estructura de
autoridad, esto es, el control directo e inmediato de
la autoridad colectiva por los pobladores de un espacio social
determinado. Para no ir más lejos, ese linaje no
está ausente de la propia historia de Europa Occidental.
En el mismo siglo XIII las comunidades campesinas delárea
helvética, se reunieron y acordaron asociarse,
como comunidades, en la Confederación Helvética,
para
defenderse conjuntamente del despotismo feudal y del despotismo
imperial. La actual República Suiza, es la
adaptación de esa trayectoria a las condiciones del capitalismo
y del estado-nación moderno, pero manteniendo
dos instituciones claves de la democracia directa: el referendum,
es decir la consulta a la ciudadanía de toda
decisión que afecte de modo significativo la vida colectiva,
y la ausencia de fuerzas armadas profesionales,
separadas del control de la ciudadanía. La defensa exterior
y la seguridad interior son realizadas de modo
directo, institucionalizado, por la comunidad. No en balde Suiza
ha sido reconocida como un modelo particular
de democracia avanzada en las condiciones del capitalismo.
Estas son, por supuesto, proposiciones de investigación
y de debate. Pero si no son arbitrarias, si las
tendencias señaladas son activas y vitales en el mundo actual,
con la formación de comunidades y de
asociaciones regionales de comunidades, como estructura genuinamente
democrática de autoridad pública, como
autogobierno popular en muchas áreas urbanas y semi-urbanas
del mundo, sobre todo en la "periferia"; con la
reciprocidad como forma de organización del trabajo y de
distribución
democrática de sus recursos y de sus
productos, asociada hoy en parte a la llamada "economía
informal" en todo el mundo, un horizonte nuevo está,
quizá, emergiendo para las luchas mundiales por una nueva
sociedad en la cual la democracia no sea sólo la
negociación institucionalizada del conflicto continuo entre
vencedores y vencidos, sino el modo de la vida
cotidiana de las gentes.
|
[ Arriba ]
1. Acerca
de esa propuesta ver de Aníbal Quijano: Poder
y Derechos Humanos. En: PODER, SALUD MENTAL Y DERECHOS
HUMANOS. Ed. CECOSAM 2001, Lima, Perú.
2. La discriminación de "género" es,
quizá,
la más antigua en la historia de la especie. Pero en el actual
patrón mundial de poder ha
quedado subordinada a colonialidad del poder. Y en tanto que sobre
ella hay un prolongado debate y una inagotable literatura, aquí me
parece necesario poner énfasis en la colonialidad específica
del actual patrón de poder.
3. Ver de Aníbal Quijano Colonialidad
del Poder, Eurocentrismo y América Latina. En Edgardo Lander,
comp. Colonialidad del Saber,
Eurocentrismo y Ciencias Sociales. CLACSO-UNESCO 2000, Buenos Aires,
Argentina, pp. 201-246. Aquí, sin duda es útil hacer
notar
que los términos "colonialidad" y "colonialismo" dan
cuenta de fenómenos y de cuestiones diferentes. El "colonialismo" no
se refiere a la
clasificación social universalmente básica que existe
en el mundo desde hace 500 años, sino a la dominación
político-económica de unos
pueblos sobre otros y es miles de años anterior a la colonialidad.
Ambos términos están, obviamente, relacionados, puesto
que la
colonialidad del poder no habría sido posible históricamente
sin el específico colonialismo impuesto en el mundo desde
fines del siglo
XV.
4. Ver
Colonialidad del Poder, Eurocentrismo y América Latina,
cit.
5. Esta
discusión en Aníbal Quijano: Estado-Nación,
Ciudadanía
y Democracia, Cuestiones Abiertas. En Heidulf Schmidt y Helena
Gonzáles, eds. Democracia para una Nueva Sociedad, Nueva Sociedad 1998,
Caracas, Venezuela. Y en El Fantasma del Desarrollo, en
Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, No. 2, 2000. Universidad
Central de Venezuela,Caracas, Venezuela.
6. Ver Colonialidad del Poder,
Eurocentrismo y América Latina, cit; también,
del mismo autor, Towards a Non-Eurocentric Rationality,
documento aún no publicado del Simposio sobre Subalternidad y Colonialidad,
Duke University, Octubre de 1998; y Colonialidad del
Poder y Clasificación Social, en Festschrift for Immanuel Wallerstein,
vol I, Fernand Braudel Center 2000, Binghamton University, New
York, USA.
7. De cierto modo,
la propuesta hegeliana, desarrollada por Kojéve y retomada
por Fukuyama (El fin de la Historia), implica esa idea de
culminación de este patrón de poder. Ver Aníbal Quijano: ¿El
fin de Cual Historia?, en ANALISIS POLITICO, revista del Instituto de
Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, No. 32, Sept/Dic. 1997,
pp. 27-32, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá,
Colombia.
8.
Sobre las implicaciones de la "revolución
científico-tecnológica",
es muy ilustrativo seguir el curso que va de los los estudios
del Colectivo Radovan Richta en Praga, antes de la invasión
de los tanques rusos en 1969, hasta la visionaria "aldea
global" macluhaniana.
Ver, por ejemplo, Aníbal Quijano: Tecnología
del Transporte y Desarrollo Urbano, en el volumen colectivo APROXIMACION
CRITICA A LA TECNOLOGIA EN EL PERU. Mosca Azul, 1982, Lima, Perú.
9. Nancy
Birsdall: Life is Unfair: Inequality in
the World. En Foreign
Policy, Summer 1998, pp.76-93. Carnegie Endowment for
International Peace. También en Robert Griffiths, ed.
Developing World 99/00. Dushkin-Mc Graw Hill, 1999. Guilford,
CT, USA, pp.25-
34.
10. Ver Paul Krugman: The
Right, the Rich and the Facts: Deconstructing the Income Distribution Debate. En American Prospect,
Fall
1992. De Michael Bruno, Martin Ravallion y Lynn Squire: Equity
and Growth in Developing Countries. Washington, World Bank 1996,
citado en Nancy Birsdall, op.cit, Developing World 99/00, op.cit, pg 33. Sobre
Brasil, véase las cifras más recientes: “El Instituto
Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), órgano
federal, acaba de divulgar índices aterradores, que valen como balance
de estos
cinco años y cuatro meses de gobierno de FHC: 1% de la población
tiene en sus manos una riqueza superior al del 50% de los brasileños.
O sea, cerca de 1,6 millones de personas poseen una fortuna superior a la suma
de los bienes de 83 millones de brasileños. El 19,6% de
las familias tienen una renta mensual de, al máximo, 1/2 salario mínimo".
Frei Beto: Los rumbos de la oposición. En América Latina en
Movimiento, ALAI, No. 314, 23 de Mayo, 2000, pp.2-3. Y en Venezuela, según
el Informe de CEPAL, el ingreso del 40% urbano más
pobre cayó del 16.8% al 14. 7% entre 1990 y 1997, mientras el del 10%
urbano más rico subió del 28.4% al 32.8% en el mismo período
(CEPAL 1998, Panorama Social de América Latina, p.64).
11.
Developing World 99/00, op.cit., p. 46.
12. "This past year (1996.AQ) the government of Uganda spent only $3 per
person on health care, but spent $17 per person on repaying its
foreign debt. Meanwhile, one in the five Ugandan children will not reach their
fifth birthday as a result of diseases that could be prevented
throguh investment in primary health care". Marie Griesgraber: Forgive
our Debts: The Third World's Financial Crisis. En The Christian
Century, January 22, 1997, pp.76-83.
13. Por ejemplo, Jeremy Rifkin: The
End of Work.
Jeremy Tarcher Inc. 1996. New York. También Dominique Meda: Le
Travail, une
valeur en voie de disparition. Champs, Flamarion 1995. Paris, Francia. La investigación
sobre las tendencias en las relaciones entre
trabajo y capital se refiere exclusivamente al empleo asalariado. Sus hallazgos
han producido una numerosa familia de categorías: la“flexibilización”,
la “precarización”,
la “subcontratación”, el regreso del “putting-out system”,
la “informalización”, entre las principales
de una abundante literatura. Sobre América Latina, véase, por ejemplo,
de V.E.Tokman y D. Martínez, eds.: Flexibilización
en el Margen: La reforma del contrato de trabajo. OIT, 1999. De los mismos editores:
Inseguridad Laboral y Competitividad. Modalidades de
Contratación. OIT, 1999. También los estudios del Primer
Encuentro Latinoamericano de Estudios del Trabajo. Carlos Santiago, ed.
Revista de Administraciónb Pública, Universidad de Puerto Rico,
1996.
14. En 1991 la OIT reconocía la existencia
de unas 6 millones de gentes en situación de esclavitud en el mundo. La
ONU encargó a una
Comisión el estudio de ese problema. El Informe de esa Comisión
en 1993 señala que existirían 200 millones de esclavos en la población
mundial. Véase la Entrevista de Jose de Souza Martins en Estudos Avançados,
Revista del Instituto de Estudios Avanzados de la
Universidad de Sao Paulo (USP), No. 31, 1997. Sao Paulo, SP, Brasil.
15. Según
esas informaciones, el capital financiero actual tiene un carácter
casi opuesto al del período pre-crisis. El anterior servía
para
promover inversión productiva. El actual es casi puramente
parasitario, ergo predatorio.
16. El estudio y el debate de estas
tendencias comenzó en América
Latina ya desde mediados de los años 60, en el debate sobre la cuestión
de la marginalización. Desde esa perspectiva, véase, principalmente,
de José Nun Sobrepoblación Relativa, Ejército
Industrial de Reserva
y Masa Marginal, en Revista Latinoamericana de Sociología, vol V, # 2,
julio 1969. Y de Aníbal Quijano, los textos incluídos en
Imperialismo y Marginalidad en América Latina, Mosca Azul 1977. Y también
Crisis Capitalista y Clase Obrera, en el volumen
colectivo Crisis Clase Obrera, ERA 1975, México.
17. En América Latina, aunque el debate
general sobre la crisis capitalista ya estaba en el aire desde mediados de los
70s, probablemente
fue el brasileño Celso Furtado uno de los primeros en llamar la atención
sobre la hegemonía del capital financiero y sobre sus
implicaciones. Ver de Aníbal Quijano Transnacionalización y Crisis
de la Economía en América Latina. En CUADERNOS DEL
CEREP, 1984. San Juan, Puerto Rico. Sobre el debate reciente, desde la perspectiva
de las áreas dependientes y periféricas del
capitalismo, véase de Kalvajit Singh: Globalization
of Finance, Zed Books
1999, London-New York, y del mismo autor Taming
Financial Flows: Challenges and Alternatives in the Era of Financial Globalization.
Zed Books 2000, London-New York.
18.
En El Capital y en sus ahora no menos célebres Grundrisse,
Marx llegó notablemente lejos en esa elaboración,
tan lejos como era
posible sin romper el techo de una perspectiva eurocéntrica
de conocimiento. En todo caso, estableció las bases y las
cuestiones mayores
del debate. Así, la tendencia al agotamiento de la conversión de
fuerza de trabajo en mercancía cuando una fuerza productiva superior
permitiera la automatización de la producción, es la cuestión
central abierta, tan temprano como en 1858, en el Capítulo sobre la
Contradicción entre el principio de base (medida del valor) de la producción
burguesa y el desarrollo de ésta. Ver Fondements de la
Critique de l'Economie Politique (tr.francesa de los Grundrisse), vol. 1, pp.
220-231. Anthropos 1968, Paris, Francia. Sin duda no es por
azar que los propios economistas de la burguesía o los funcionarios de
las principales entidades de administración internacional del
capital, descubren sorprendidos cuanto coinciden las previsiones teóricas
de Marx con las tendencias más abultadas del capitalismo"globalizado",
en particular la concentración de capital y la
polarización social global, tanto tiempo simplemente negada entre los
economistas de la burguesía. Ver, por ejemplo, la nota de John Cassidy: The
Return of Karl Marx, en New Yorker, October 20-27, 1997.
Y Nancy Birsdall, Vice-Presidente Ejecutiva del Banco Inter-Americano de Desarrollo
(BID), no vacila en comenzar su texto diciendo: "Exactly 150 years after
the publication of the Communist Manifesto, inequality looms large on the global
agenda" Op. cit., pg. 25. Vease
tambien, mi Crisis Capitalista y Clase Obrera en Fernando Claudin, K.S. Karol,
Anibal Quijano y Rossana Rosanda: Crisis Capitalista y
Clases Sociales. ERA 1974, Mexico.
19.
De Ralph Miliband, The State in Capitalist
Society, Basic Books
1969, New York, USA, fue específicamente propuesto como
un
estudio del estado en los países llamados "occidentales".
De Nicos Poulantzas, Poder Político y Clases Sociales
en el Estado Capitalista,
Siglo XXI Editores 1969, México. Una útil revisión de la
literatura anterior al eclipse del "materialismo histórico" en
el debate mundial,
es la de Tilman Evers: El Estado en la Periferia Capitalista, Siglo XXI Editores,
1979 y 1985. México.
20. Sobre este asunto no deja de fluir una inmensa
literatura. Sobre una parte del debate en América Latina, véase,
por ejemplo, de Daniel
García Delgado: Estado-Nación y Globalización.
ARIEL 1998, Buenos Aires, Argentina. De Francisco Capuano Scarlato et al.
Globalizacao e Espaco Latino-Americano. Hucitec-Anpur, 1993. Sao Paulo, Brasil.
Y en relación con los procesos políticos vinculados a
los culturales, de José Sánchez Parga: Globalización,
Gobernabilidad y Cultura. Abya-Yala, 1997. Quito, Ecuador. De Daniel Mato:
Crítica de la Moderna Globalización y Construcción de
Identidades,
Universidad Central de Venezuela, 1995. Caracas, Venezuela; de
Néstor García Canclini (coord.): Culturas en Globalización,
Nueva Sociedad 1996, Caracas, Venezuela.
21. En
el sentido de Hobson y Lenin.
22. Thomas
M. Gallaghy ha acuñado el concepto de "Transgovernance",
para dar cuenta del hecho de que las instituciones del Estado son
imprescindibles para aplicar o imponer en cada país las normas y las conductas
que corresponden a los intereses del capital y del mercado.
Pero que, al mismo tiempo, esas instituciones estatales están tramadas
con las específicas del capital. Ver Globalization
and Marginalization. Debt and International Underclass. En Current History,
November 1997, pp.392-396 y en Developing World 99/00, cit.,
pp. 50-54.
23. Acerca
de la cuestión de las relaciones entre lo público
y lo privado en la configuración y en la acción
de la autoridad colectiva, estatal
en particular, he adelantado algunas propuestas en Lo
Público
y lo Privado: Un Enfoque Latinoamericano. En Aníbal
Quijano: Modernidad, Identidad y Utopía en América
Latina. Ediciones Sociedad
y Política, 1988. Lima, Perú.
24. Escrita
esta revisión textual de mi conferencia, he leído
la obra de Michael Hardt y Antonio Negri: EMPIRE, Harvard University
Press, 2000, Cambridge, Mass, London, England. Su tésis central es que
estamos ya dentro de un Imperio Global, de análogas
características históricas y estructurales a las del Imperio Romano
y que ha terminado la era del Imperialismo y del Estado-Nación, en su
perspectiva instituciones mutuamente correspondientes. Esa idea estaba ya en
el libro de George Soros: The Crisis of Global Capitalism,
New York 1998. Los lectores advertirán mis diferencias con esas propuestas.
25. Ver de Aníbal Quijano: Lo
Público
y lo Privado, un Enfoque Latinoamericano, op.cit.
26. La respectiva literatura
es ya extensa y crece cada día. Véase,
por ejemplo, las referencias en Daniel García Delgado:
Estado-Nación
y
Globalización. Fortalezas y Debilidades en el Umbral del
Tercer Milenio. Ariel 1998. Buenos Aires, Argentina.
27. Acerca de
esta cuestión , de Aníbal Quijano Coloniality
of Power and its Institutions. Documento del Seminario Internacional
sobre La
Colonialidad del Poder y sus Ambitos. Binghamton University,
Abril de 1999. Binghamton, New York, USA.
28. Ver Colonialidad
del Poder, Eurocentrismo y América Latina, op.cit.
29. Sobre
el concepto de "dependencia" implicado en esta proposición,
véase Colonialidad del Poder, Eurocentrismo y América
Latina,
citado. También Colonialidad del Poder, Cultura
y Conocimiento en América
Latina, en ANUARIO MARIATEGUIANO, vol. IX, No.
9, 1997, pp. 113-122, Lima, Perú.
30. He
discutido antes esas cuestiones en diversos textos. Principalmente
en Colonialidad del Poder, Eurocentrismo
y América Latina,
citado; en Estado-Nación, Ciudadanía y Democracia:
Cuestiones Abiertas. En Heidulf Schmidt y Helena Gonzáles,
comps. Democracia
para una Nueva Sociedad. Nueva Sociedad 1998. Caracas, Venezuela; en El
Fantasma del Desarrollo, Revista Venezolana de Ciencias
Sociales No. 2, UCV 2000, Caracas, Venezuela; en Colonialidad,
Ciudadanía
y Democracia. En Amerique Latine: Democratie et
Exclusion. L'Harmattan, 1994, Paris, Francia; en America
Latina en la Economía
Mundial. En Problemas del Desarrollo, revista del
Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM, vol. XXIV, No. 95, México
1993.
31. Una
visión
conjunta y panorámica del proceso de colonialismo y anticolonialismo
de los últimos 500 años puede encontrarse en el
monumental libro de L.S. Stavrianos: GLOBAL
RIFT. The Third World Comes of Age. William Morrow and Co., INC. 1981, Nuew York,
USA.
32. Ver
América
Latina en la Economía Mundial, op.cit. También El
Fantasma del Desarrollo en América Latina, op.cit.
33. Lo
he discutido en varios textos, entre los principales: El
Fujimorismo y el Perú, Lima 1995; Fujimorismo
y Populismo, en El Fantasma
del Populismo, Felipe Burbano de Lara, ed., Nueva Sociedad 1998,
Caracas, Venezuela; El Fujimorismo, la OEA
y el Perú, en
AMERICA
LATINA EN MOVIMIENTO, 25 de Julio, 2000.Quito, Ecuador.
34. La
Corte Suprema del Poder Judicial controlado y manipulado por el
Servicio de Inteligencia Nacional, al servicio de los especuladores
y negociantes corruptos del país, sentenció que era
legal esa discriminación
impuesta por las empresas de los locales de diversión
nocturna en Lima. Véase mi artículo “Qué Tal
Raza”,
originalmente publicado en el volumen CAMBIO SOCIAL Y FAMILIA,
publicado por CECOSAM 1999, Lima, Perú y después
en diversas otras publicaciones en América Latina.
35. Sobre
mis propuestas históricas y teóricas sobre esa
cuestión remito, principalmente, a los ya citados textos
Colonialidad del Poder,
Eurocentrismo y América Latina, Estado-Nación, Ciudadanía
y Democracia: Cuestiones Abiertas y El Fantasma del Desarrollo.
36. Acerca
de ese debate véase las referencias en mi texto Estado-Nación,
Ciudadanía y Democracia: Cuestiones Abiertas. En Heidulf
Schmidt y Helena Gonzáles, comps.: Democracia para una Nueva
Sociedad. Nueva Sociedad 1998. Caracas, Venezuela.
37. El caso más escandaloso en América
Latina es, obviamente, el de Fujimori en el Perú, cuyo triunfo en 1990
se debió a la masiva
oposición de los votantes peruanos contra el programa económico
neoliberal de Vargas Llosa, pero que impuso inmediatamente la más
extrema y perversa versión del neoliberalismo contra la expresa voluntad
de sus electores. Desde entonces se mantiene en el gobierno
recurriendo a golpes de estado y a fraudes electorales mundialmente condenados.
Es decir, de nuevo, contra la voluntad de los electores.
38. Sobre
tales aristas en el debate llamado postmodernista, por ejemplo
Steven Best y Douglas Kellner: Postomodern
Theory. Critical Interrogations. Guilford Press, 1991. New York, USA.
39. Una
discusión provocativa de estas cuestiones, en Paul
Virilio: La bombe infomatique. Editions Galilée, 1998.
París, Francia.
40. Aunque
su foco de interés
especial es el área cultural, son pertinentes a ese respecto
las propuestas de Goran Therborn en: The
Atlantic Diagonal in the Labyrinths of Modernities and Globalizations. En Goran Therborn,
ed.: GLOBALIZATIONS AND MODERNITIES,
FRN 1999, pp. 11-40, Stockholm, Sweden.
41. Sobre los límites
del proceso de globalización de la economía
capitalista hay una extensa literatura. Entre los textos de mayor interés,
el
de Elmar Alvater y Birgit Mahnkopf: Grenzen der Globalisierung,
Oekonomie, Oekologie und Politik in der Weltgesellschaft. Ed. Verlag
Westfalisches Dampfboot, 1996. Munster, Alemania. Y el volumen compilado por
Robert Boyer y Daniel Drache: States against
Markets. The Limits og Globalization. Routledge, 1996. London, New York.
42. Ver
de Aníbal Quijano; El Trabajo al
Final del Siglo XX. Conferencia
pública con ocasión de la celebración del
Primer Centenario de
fundación de la Confederación de los Trabajadores
de Puerto Rico, por invitación de ellos, en el Paraninfo
de la Universidad de Puerto
Rico, en Río Piedras, en Octubre de 1998 (en prensa).
43. He
adelantado algunas propuestas de debate en Globalización
y Exclusión
desde el Futuro, en LA REPUBLICA, 18 de Agosto de
1997, Lima, Perú.
44. Un
debate inicial de estas cuestiones en Aníbal Quijano: La "Economía
Popular" en América Latina. Mosca Azul, 1998. Lima,
Perú.
Del mismo autor: Modernidad, Identidad y
Utopía en América
Latina. Ediciones Sociedad y Política, 1988. Lima, Perú. |
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