Manuel Ugarte - El destino de un continente
Hay un �mpetu dominador que ha empujado en todo tiempo a los grupos fuertes a imponer a los d�biles su fiscalizaci�n o su tutela. Alejandro, C�sar, Napole�n, y en las �pocas recientes los pueblos que marchan a la cabeza de enormes dominios coloniales, s�lo han perseguido a trav�s de los pretextos invocados (autoridad, cultura, libertad, civilizaci�n) el sometimiento general a un hombre, a un n�cleo, a una raza, a un misticismo hist�rico que se juzga destinado a propagar en torno el fuego de su propia vida. El imperialismo empieza donde acaba la conglomeraci�n de elementos homog�neos y donde se abre la zona de opresi�n militar, pol�tica o comercial sobre conjuntos extra�os. (...)

Manuel Ugarte - La Naci�n Latinoamericana
A su vez, detr�s, en el pasado inmediato, percib�an una naci�n en germen, una patria caliente que se estaba amasando en las guerras civiles y delante, s�lo ve�an la sombra de los s�mbolos porque la Patria Grande hab�a sido despe�dazada y las patrias chicas encadenadas colonialmente a las grandes potencias. La cuesti�n nacional y la cuesti�n social se enredaban en una compleja ecua�ci�n con que la Historia parec�a complacerse en desafiarlos. Ricardo Rojas clamar� entonces por una "Restauraci�n nacionalista", reivindicar� "La Argentinidad" y buscando un v�nculo de cohesi�n latinoameri�cana se desplazar� al callej�n sin salida del indigenismo en Eurindia. Una y otra vez las fuerzas dominantes de esa Argentina "granero del mundo" cerra�r�n el paso a sus ideas y una y otra vez se ver� forzado a claudicar, elogiando a Sarmiento ��l que de joven se vanagloriaba de su origen federal�, otor�g�ndole s�lo contenido moral a la gesta de San Mart�n ��l, en cuyo "pa�s de la selva" estaban vivos a�n los ecos de la gran campa�a libertadora� para terminar sus d�as en los bastiones reaccionarios enfrentando al pueblo jubiloso del 17 de Octubre. Leopoldo Lugones tambi�n indagar� desesperadamente la suerte de su patria pero, con igual fuerza, intentar� enraizar en estas tierras ese socialismo que conmueve a la Europa de la segunda mitad del siglo XIX. (...)

Manuel Ugarte - El Porvenir de la Am�rica Latina
Debemos considerar a los pueblos como contemplamos el mar: no en el detalle de sus olas, sino en el conjunto de su grandeza. Los paisajes cambian seg�n la extensi�n que abarcamos, y un todo no es una simple superposici�n de fragmentos. Hay un poder oculto que transforma los componentes de las acumulaciones enormes, hay algo misterioso que juega con las realidades: una gota de agua es blanca y el Oc�ano es azul. Este libro tendr� que parecer inexacto y parad�jico si lo juzgamos desde el punto de vista especial de cada rep�blica sudamericana o si lo leemos sin salir de la atm�sfera de las preocupaciones locales, porque no puede ser copia de cada part�cula del territorio ni reflejo del esp�ritu que predomina en cada ciudad. Una s�ntesis aplicable a todos no coincide jam�s con cada una de las unidades que la inspiran. Pero abarquemos el conjunto, rompamos nuestras limitaciones y tratemos de saltar por encima de los prejuicios. Al ponernos de pie en medio de la raza, surgir� la visi�n de los verdaderos horizontes.

Manuel Ugarte - Mi campa�a hispanoamericana
En cuestiones de pol�tica internacional, como en la guerra, la t�ctica defensiva es contraproducente y la inmovilidad equivale a la derrota. De aqu� el empuje que me ha llevado a pensar que en nuestra Am�rica, sitiada por problemas improrrogables, todo es preferible al indiferentismo de hoy ; de aqu� el razonamiento que me ha conducido a creer que una acci�n popular y juvenil puede contrarrestar, 'en parte, el ensimismamiento de la vida diplom�tica, prisionera aun de concepciones decr�pitas, desorientada ante las vastas perspectivas, ciega en el campo de batalla de un Nuevo Mundo abierto a las ambiciones.

Manuel Ugarte - Las Nuevas Tendencias Literarias
No resulta posible medir el alcance de una obra por las resistencias que levanta. Vivimos en un mundo tan ensimismado, que la m�s leve raz�n suele provocar remolinos y reflujos. �Qui�n afirma que es indispensable ser profeta para determinar negaciones?. El solo hecho de pensar por cuenta propia y exponer en un lenguaje sencillo algunas certidumbres elementales, basta a veces para singularizar a un hombre. Por eso es por lo que a pesar de las hostilidades que han saludado el nacimiento de algunos de los estudios que componen este volumen, persisto en suponer que todo ello deriva de un espejismo interior. Lejos de envanecerme ante el ataque, me asombro de que las ideas tan simples hayan podido suscitar una cr�tica. Si estas o aquellas frases marcaron una reacci�n contra determinadas tendencias, fue porque alguien ten�a que traducir las transformaciones de la atm�sfera.

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