Un libro se construye poco a poco. Despu�s del sobrecimiento viene el milagro del tabique. La tipograf�a es la
techumbre. La car�tula, su puerta. La substancia, su argumentaci�n. De domicilio de doctrina puede convertirse en
barricada. Gestarlo es lato. El parto, en cambio, veloz. Hoy la criatura ya est� y echa a andar. Reclama paternidad
y la disfruta. Tambi�n dispone de padrinos. De la Rep�blica del M�s All� lo amparan -entre otros- Wilfredo Mayorga,
Jorge Barr�a, Astolfo Tapia, Edgar Oblitas, Hern�n Godoy Urz�a, Tom�s Pablo, Eduardo Frenk, F�lix Garay, V�ctor
Condori, Carlos Ramos Ib��ez... Son los que -como el Cid- libran combates despu�s del deceso a horcajadas de la
obra impresa, de la labor de aula o del ejemplo aleccionador. No es esta una necrolog�a, sino advertencia al
enemigo que la guerra iniciada ayer contin�a hoy. Imposible cante victoria mientras quienes, asumiendo una postura
contestataria, sin temor a la cicuta oficialista, se�alamos un camino distinto, dise�amos interpretaciones
disonantes, promovemos el esp�ritu de Paucarpata mientras otros se nutren de la miasma de Monterrey. |